En su informe Más sano, más justo, más seguro: la travesía de la salud mundial 2007-2017, la OMS asegura que el 3,4% de la población mundial sufre ansiedad. El año 2014 la Encuesta Europea de la Salud en España confirmaba que el 57% de la población cree que ha tenido problemas de ansiedad alguna vez en su vida, mientras que el 34% afirma haber sufrido depresión. Si nos conociéramos más, quizá estos datos cambiarían. Es hora de reflexionar. Formamos parte de una sociedad que no vela por la educación de las emociones ni por lograr una estabilidad en la salud mental en un contexto de aceleración. El ejemplo más claro lo encontramos en los datos del Consejo General de Psicología (2016), donde la sanidad española tiene una ratio de 4,3 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes frente a los 18 por cada 100.000 que tiene como media la UE. Hay que dar un paso adelante. Es necesario normalizar el hecho de ir al psicólogo por cuestiones graves o simplemente porque un profesional nos acompañe en la resolución de nuestros conflictos internos. Ni todo lo que nos pasa es una tontería ni tampoco estamos locos. No nos dejemos influenciar por este tabú. Expliquemos abiertamente que vamos o que necesitamos ir al psicólogo. Compartiéndolo, ayudaremos a más de una persona que no sabe qué es lo que le está pasando o no se atreve a decirlo. Emociónense y descúbranse, porque solo uno mismo puede aprender; nadie podrá hacerlo por nosotros.