En esto de la política y los personajes públicos todo se presta a la demagogia. A mí que un líder político, sea del partido que sea, se compre un ‘casoplón’ en la sierra madrileña de Galapagar, de 2.000 metros cuadrados de parcela, piscina y casita para invitados, me trae al pairo. Es más, si el interfecto o la interfecta pueden pagar o endeudarse por los 600.000 euros que cuesta y les gusta, allá ellos y su dinero ganado dignamente. Porque quien más y quien menos aspira a progresar en la vida y a disponer de lujos y de alguna que otra propiedad. Ahora, si se hace campaña en sentido inverso por activa y por pasiva, tildando incluso de casta a quien vive en un chalet rodeado de una valla porque no está al corriente de lo que ocurre en la sociedad, no puede luego saltarse a la torera toda su coherencia y hacer justo lo contrario.

Prometo que el jueves, cuando leí por vez primera la noticia del chalet adquirido por Pablo Iglesias e Irene Montero en un portal de internet, creí que era una ‘fake news’ o noticia falsa en contra de los dirigentes de Podemos. No podía imaginarme que esta pareja, tan inteligente y a la vez tan hábil en el lenguaje y la estrategia para conectar con su electorado, podía cometer semejante error. Una metedura de pata de bulto. Todavía algunos de sus más fervientes seguidores no se lo creen y lo atribuyen todo a un embuste inventado por alguno de esos portales de internet dedicado a mancillar la reputación de destacados dirigentes morados.

Sin embargo, ahí están las declaraciones de los protagonistas tratando de justificar su incoherencia; poniendo de manifiesto que el lema de los de abajo contra los de arriba, los currantes contra los poderosos, la austeridad contra la opulencia, se les ha caído de una tacada. Porque esta cuestión no va a quedar en anécdota. Todo lo contrario, mal que les pese, va a remover conciencias y va a suponer una pérdida de apoyos más considerable de lo que algunos se piensan. Porque entre un piso de VPO en Vallecas heredado de tu madre, y del que uno hace gala de que va a vivir ahí toda la vida aunque alcance la presidencia del gobierno, y un ‘chalezazo’ en la sierra de Madrid hay un abismo. Y desgraciadamente en la vida pública es importante lo que uno es, pero lo que parece si cabe lo es más, tanto que recaba votos o por el contrario los pierde a borbotones.

EL PATINAZO del secretario general podemista y de su portavoz le va a venir de dulce a esos otros políticos sinvergüenzas y a sus palmeros que no paran de decir que todos son iguales y que, sea de Podemos, sea de cualquier otra formación, unos y otros acaban midiéndose por el mismo rasero: vivir de la política y aprovecharse de un estatus privilegiado. No es cierto y niego esta conclusión si se compara con cajas B, cuentas en Suiza o áticos de oscura procedencia. Es más, en parte me molesta el caso por cuanto que buena parte de los azuzadores no solo callan ante comportamientos mucho mas deleznables, sino que en ocasiones los defienden solo por el mero hecho de pertenecer a un partido con el que se simpatiza.

En este caso nadie ha cometido ningún delito, ni él ni ella han realizado acto ilegal ni inmoral alguno que le suponga una falta en su expediente. Es la incoherencia de esta acción, el señalar con el dedo a terceros para acabar haciendo lo mismo, lo que les va a pasar factura, sobre todo en ese electorado identificado con ellos que pensaba que, pasara lo que pasara, nada los iba a hacer cambiar.

En los cuarteles de Podemos hay inquietud. A partir de ahora se sabe que este tema va a estar en el candelero político y va a ser utilizado cada vez que haya oportunidad en todos los ámbitos. Todas las formaciones tienen lo suyo y deberían estar más que calladas, pero si los dirigentes de Podemos se han caracterizado por ser justicieros o denunciantes de la casta, ahora muchos les esperan con la escopeta cargada.

Por mucho que pongan su cargo a disposición de la militancia como hizo ayer la pareja, el daño ya está hecho. Decir que esto es lo que hay o si no dimito, no deja de ser una huida hacia delante, un sostenella y no enmendalla creyéndose más importantes que la propia formación. Es lo que tiene un partido personalista basado en un hiperliderezgo, que si se le cuestiona al líder encima éste se enfada y se va. Al final, todo esto se concebirá como un ataque premeditado de afuera sin considerar que el error viene de dentro. A nadie se le escapa que tanto Iglesias como Montero perdurarán en el cargo, pero en las urnas Podemos pagará las consecuencias. Al tiempo.