TMtucho hemos tenido que esperar, y veremos lo que aún queda, para que en Europa se tomara una decisión. A gritos piden los ciudadanos que muchas cosas cambien y entre ellas, una destaca por peligrosa a más de injusta. El sobresueldo de los banqueros. Peligrosa porque, no lo digo yo sino los saben de lo que hablan, la avaricia rompió el saco y, para mejor llenar sus bolsillos, se metieron en lo que no debían perdiendo toda cautela y acabando por estallar los negocios en las manos de los que poco o nada teníamos que ver con sus manejos. El ansia por percibir escandalosas primas llevó a muchos banqueros a tomar imprudentes riesgos. No fueron los únicos culpables, pero sí que formaron parte fundamental del tinglado que tenían montado los que estaban en la cúpula de los llamados "capitales financieros". Las consecuencias las conocemos, y todos en mayor o menor medida las padecemos. Es por tanto una buena noticia el acuerdo tomado por la UE para restringir la cuantía de las cantidades extras anuales que perciben los prebostes de la banca.

Recuerdo la famosa reunión del G 20, en el otoño de 2008, en la que se adoptaron acuerdos encaminados a reformar los sistemas financieros. Me pareció pura palabrería o, por mejor decir, mera expresión de buena voluntad. Entendía que muy poco se podía hacer contra los avariciosos que rigen los destinos del mundo. Es posible que me equivocara y algo pueda hacerse, y que el pacto que ahora alumbra Europa provenga de aquellas intenciones, del espíritu entonces expresado.

Habrá quien piense que es poco, pero a mí me parece mucho que se ponga coto a la irracionalidad a la que lleva la codicia. Es sensato y además justo. Se les paga por un trabajo, no para que acumulen riquezas sin cuento llevando a la ruina a millones y millones de personas. Espero que lo que aún es acuerdo preliminar acabe siendo ratificado.