Hace muchos años visitamos con los alumnos la Diputación de Cáceres y recuerdo una anécdota que pese a los años, las arrugas y las pérdidas, y pese que aún me río con ella, recobra hoy una significación triste. Un alumno popular, vaguete, cariñoso, con pretensiones de líder y mal estudiante le preguntó con frescura a la vicepresidenta, nada intimidado por el espacioso Salón de Actos: --Señora, pa ser alcalde ¿hay que estudiar?-- No se inmutó ella, y con exquisita pedagogía y un respeto hacia el niño que añoro hoy en ciertos políticos que se dirigen a colegas bien adultos, le explicó que los estudios no eran un requisito pero sí una recomendación, no para los políticos sino para todos y mucho más para los jóvenes que ahora gozaban de una oportunidad que no siempre habían tenido y que les proporcionaba igualdad de oportunidades para construir su futuro.

Ignoro lo que ha sido de ambos. A ella le deseo lo mejor y espero que él haya estudiado y, si ha llegado a alcalde, forme parte de los políticos que no participan del encanallamiento actual en que algunos han convertido esa actividad. Porque lo cierto es que, tal vez para ser alcalde no haya que estudiar, o tal vez sí. Y que hay prohombres y promujeres que están ahí, desmontando la España que conocemos desde la transición y tendrán estudios pero no educación. Y eso es descorazonador. Significa que, cuando los profesores animamos a nuestros chicos para que se labren un futuro a fuerza de esfuerzo y rigor, les decimos que en el conocimiento está la verdad y, si saben, aunque intenten manipularles, difícilmente lo lograrán, y también que el mérito importa y recibirán por él lo que por él merezcan, no les estamos preparando para el mundo que les espera. Donde se puede llegar a ministra con una competencia lingüística inferior a tercero de la ESO, desconocimiento total del registro adecuado al cargo y a la situación y un grado de frivolidad, imprudencia e insensatez ante la enfermedad menor que el de un alumno de básica. Por no hablar del valor nulo que le da a decir la verdad.

*Profesora.