Extremadura está viviendo este año el XX aniversario de su constitución real como autonomía. Fue por la vía lenta, como la mayoría de la regiones no históricas, pero han sido veinte años duros, intensos y, por qué no reconocerlo también, muy fructíferos. Los extremeños hemos sabido superarnos, prosperar y asentar nuestra identidad regional gracias a que hemos confiando en nuestras posibilidades, individuales y colectivas, para situar a la comunidad en el lugar que le corresponde en el panorama nacional.

Cierto es que este año no ha sido de los mejores que hemos vivido, sobre todo durante el sofocante verano, pero no es hora de mirar hacia atrás. El Día de Extremadura que hoy celebramos debe servirnos para afrontar el futuro con entusiasmo y sentirnos, como las instituciones propugnan en esta fecha, miembros de una España "unida, plural y diversa", a la que debemos reclamar respeto para la labor que con denuedo aquí realizamos, pero también solidaridad.

Si bien los extremeños no se consideran mayoritariamente autonomistas, como demuestran las estadísticas, respetamos la pluralidad nacional, tal y como apuntó anoche el presidente extremeño en el discurso institucional con motivo del día de la comunidad. Rodríguez Ibarra recordó a la vez la lealtad de Extremadura a la hora de defender la cohesión nacional y alertó a los extremeños de que deben estar preparados para la defensa de lo nuestro, "que es lo español y es lo extremeño", dijo.

Precisamente ante el escenario que se nos avecina, con intentos secesionistas desde otras comunidades, se nos pide que ayudemos a apuntalar el mapa de la autonomías. Nuestra joven Constitución necesita retoques y en ese debate deben contar con los extremeños. El puzzle autonómico que hasta ahora habíamos montado tiende a desmoronarse. Y eso no es bueno para esta comunidad, que precisa, dentro del respeto a lo que aquí hacemos, de la solidaridad del resto de regiones, a las que miles de paisanos auparon con su trabajo a las cotas que han alcanzado.

Bien es cierto que no podemos olvidarnos de nuestros propios problemas, pero debemos estar ojo avizor a lo que pasa fuera de nuestras fronteras. Extremadura debe seguir creyendo en sus propias posibilidades para seguir creciendo en calidad de vida y bienestar, pero también tenemos que ser capaces de exportar nuestra idea de cohesión a la nueva España que se está fraguando.

Debemos ser reivindicativos con nosotros mismos y también con los demás españoles. Hoy es un día ideal para levantar la voz y pedir soluciones no sólo a nuestras carencias individuales y de grupo, sino también para hacer llegar a los demás la voz de un pueblo unido, con autoestima, que quiere seguir siendo una ficha imprescindible del puzzle español que tanto trabajo ha costado montar y que unos pocos quieren desbaratar.