Siete años para cambiar una estructura, medieval hasta hace 30 décadas y que la crisis ha dejado a medio hacer es un gran empeño. No hay tiempo que perder y sí cambios que urgen. Y acertar en el uso de fondos europeos para lograr una transformación iniciada con la democracia y la autonomía, y diseñar un futuro para Extremadura. Eso debe ser el proyecto One, un horizonte prometedor que integre a una juventud bien formada y que su gente pueda vivir como la media europea.