Qué conveniente y qué europeo resulta echarle la culpa al Gobierno del drama de la activista Aminetu Haidar . Condenarle por inocente o torpe al permitir su entrada sin papeles, deportada por nuestro mal vecino. No tendríamos este problema si el Gobierno hubiera cumplido la ley, proclama González Pons durante su minuto de gloria, justo antes de denunciar que el mundo entero nos chulea por nuestra política exterior blandiblu. Cumplir la ley, qué moderno. Nuestro Estado de derecho ya se ha homologado con Europa en sus niveles de cinismo.

Mira si hemos avanzado, que ya somos como los suecos o los suizos, buenas gentes acogedoras y solidarias, que tampoco tenían problemas y también cumplían la ley mientras el mal y la cruz gamada devoraban Europa.

Según este nuevo humanitarismo internacional, lo correcto habría sido impedirle la entrada por indocumentada. Que dimitan Moratinos , el funcionario autorizante y el piloto que la transportó. Por traernos este problema a casa pudiendo haberlo dejado tirado en tierra de nadie o, aún mejor, en Marruecos. Con lo solidario que resulta poner a parir a Mohamed , mientras se contemplan los hechos desde la frontera, que es lo propio y cuanto llevamos haciendo con el Sáhara desde la Marcha Verde. Por no hablar de lo mucho mejor que estaría la propia huelguista en el conveniente limbo de la legalidad internacional, sola en ese gran invento que es la zona internacional del aeropuerto.

Todo vale mientras se pueda tirar a la cabeza del otro. Lo que cuenta es probar la inutilidad de Zapatero por cualquier medio necesario, sean los piratas somalís, Al Qaeda, la suerte de esta mujer a quien alguien ha de decirle que se equivoca de enemigo, los artistas de la ceja o el Rey. En otro minuto de gloria, Cospedal lo dijo claro; no se nos respeta, como a aquella España de aquel marzo.

Aun con todo, le faltaron reflejos. Bien pudo aprovechar para exigir que Zapatero dé explicaciones por el Nobel de Obama , habiendo como hay tanto expresidente español que bien se lo merece.