El árbitro de la final del Mundial, el británico Howard Webb , dijo ayer en un comunicado que "no tiene nada que reprocharse" sobre su actuación en el partido que enfrentó a España y a Holanda, y en el que permitió un inusitado juego violento por parte de los ´oranje´, que pudo convertir en un drama lo que era la fiesta mayor del fútbol. Pero Webb lo hizo todo bien, según él mismo.