La visita de los Reyes a Las Hurdes, hace ahora cinco años, supuso la antesala de lo que representaría esta comarca en el nuevo milenio. Proyectos por valor de 30 millones de euros, entonces todos ellos sólo sobre el papel, se han hecho realidad y ahora los hurdanos ven cómo sus tierras disponen de unas infraestructuras que nada tienen que envidiar a otras zonas que han hecho del turismo interior y ecológico su principal baluarte. El viaje de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía rompió esquemas como lo hizo en su día Alfonso XIII, abuelo del primero. El compromiso adoptado por la monarquía española ha alentado unos cambios importantes en el modo de vida y en el desarrollo económico y cultural de Las Hurdes, un lugar que en sólo un siglo ha pasado del olvido a ser una de las zonas extremeñas de mayor proyección turística.

Pese a las buenas expectativas que dejó la visita real, aún colean viejos problemas que obligan a mantener vivo el espíritu de ese viaje. A un lustro de la presencia de Sus Majestades, son difíciles de entender los apagones eléctricos y de telecomunicaciones que se siguen produciendo hoy en día o la paralización de las tan anunciadas reforestaciones, entre otras cuestiones urgentes; asuntos para los que no son necesarios nuevos apadrinamientos reales.