Autor teatral

La señora Solomando es pertinaz y cabezona. Solomando --premonición de tozudez-- creó la plataforma para la defensa de una televisión regional. Hizo de la desazón y el desencanto de Sara --su hija y presentadora de Mi Tierra y tantos otros-- una obsesión tan constante como justa. Esta mujer ha puesto tiempo y cansancio, aunque sólo fuera para hablarle a las piedras; para contarle a los granitos que necesitábamos nuestra palabra. No es la primera vez que traigo a este Mi sitio la defensa de una televisión, pública y extremeña. Hoy, la imagen y la palabra se tenderán en el suelo frío de nuestra noble Asamblea. Hoy la imagen estará por los suelos, para captar sólo los zapatos lustrosos de sus señorías, nuestros diputados. Los profesionales de la telecosa , de la radiocosa , piensan levantar su protesta, acostando y durmiendo el único testimonio con el que trabajan: trípodes y cámaras, micrófonos y cuadernillos que sestearan esta mañana de febrero, como si fueran una manta zamorana. Como en un ruedo, a son de clarines, sus señorías harán un paseíllo de silencio, aunque unos tendrán que esquivar la mirada del objetivo muerto más que otros. Teresa Rejas --mi presidenta in aeternum-- collejea, como maestra que es, a los pesados peperos que ni comen ni dejan comer. La roja mangurrina relee en la madrugada a san Juan y a santa Teresa para lustrarse una mística que no la haga salirse de una ortodoxia comunal y educada, mientras le enciende una vela a Marx y otra a los cuentos de Cortázar. Templanza Teresa, templanza. Los progresistas, más aburridos que Cronos en un lance de IVA. Cronos es mi gestoría. En la calle, los verdaderos protagonistas: periodistas, cámaras, realizadores, técnicos, conductores... De todo, viendo como se silencia a la imagen y a la palabra a la que tenemos derecho. Se queja el PP de que Ibarra quiere sólo una teleibarra . ¿Se habrán caído del guindo con tan sesuda reflexión? ¿Televisión catalana no era la imagen de Pujol? La valenciana ni sabía quien era Zaplana. Euskal Telebista ni siquiera sospecha quién tiene pesadillas en Ajuria Enea. Jamás he oído o leído, de la objetividad de Floriano, una condena o la exigencia de que Alfredo Urdaci --ya saben, el de CCOO-- dimita de su puesto de jefe de informativos de TVE. Claro que por tan poca cosa: no hubo huelga, sino que el país se quedó paralizado sólo por bajas laborales por la gripe del pollo. Los más prestigiosos periódicos se hacían eco de que un director de informativos de una televisión publica no hubiera dimitido, o cesado fulminantemente, por una condena firme y una rectificación ante los televidentes.

El poder necesita los medios, y los medios al poder. Pero para petarse en tal chuminada, es como lamentarse de comerse al pollo cuando ya sólo quedan los huesos. De todas formas, las cámaras estarán calladas sufriendo la impotencia de los que no son señorías, ni leches. Son profesionales nuestros, ilusionados y nominados --de nómina-- por escuchar nuestra voz. Gente que sólo quiere vivir en su tierra: escucharnos con nuestros dejes e identidades. Me da la gana de ponerme cursi: mañana la imagen en el suelo será la esperanza de un trípode y una cámara que nos saque con todos los presentes y con tanto futuro. Y aquí, que estén aquí. Sus señorías tienen la palabra... y la imagen.