El presidente del Cacereño y el candidato a comprar el club andan en negociaciones. Pero lo más llamativo es que la puja no se centra en el aspecto deportivo (jugadores, técnicos, empleados, instalaciones...), sino en el bingo que posee el club verdiblanco. Claro que visto los pocos aficionados que llenan las gradas cada domingo y los muchos jugadores de cartones que existen en Cáceres, la cosa tiene su lógica. ¡Vaya panorama!