Se acaba de poner en marcha un nuevo curso político con la mirada más serena y la confianza democrática en la Extremadura de la sensibilidad más firme y del futuro más prometedor. Un curso que se inicia con la llegada, al mismo tiempo, del difícil equilibrio de un nuevo equipo de Gobierno, coordenado y presidido por Guillermo Fernández Vara , con la esperanza del mayor entendimiento y capacidad de vertebración en la auténtica identidad de Extremadura. Y, por tanto, de las veredas que han de guiar sus pasos hacia la consecución de los planteamientos que la lleven a tomar el tren de la modernización y aspiraciones en todos los campos y sectores.

Y se inician, por tanto, unos nuevos tiempos en los que se hace preciso calibrar, con una gran medida y cautela, los pasos, los escenarios, los debates y, sobre todo, la realización y el asentamiento de esta nueva tierra y comunidad autónoma que vamos configurando, entre todos, en el esforzado transcurso del día a día, entre sudores y sueños, entre esfuerzos e imaginación, con el pulso, el latido, la constancia y la cooperación de todos.

Una Extremadura que vuelve a necesitar, de modo imponderable, a sus mejores y más cualificados hombres y mujeres, técnicos y políticos, en esa difícil y compleja primera línea de mando. La que ha de mantener el pulso firme, la vocación del trabajo continuado, la pasión de Extremadura, la ambición del mayor y mejor desarrollo, la idea de la colaboración entre todos, la que ha de saber sujetar y alzar con incansables ganas y generosidad, con la complicidad del pueblo extremeño, esa configuración del mapa regional, en todos sus campos, y, al mismo tiempo, conducirla a lo más alto de sus posibilidades. Un trabajo la mar de laborioso pero posible. Y ese es, precisamente, el gran reto de la nueva Extremadura cuando se pone en marcha, presumiblemente, un nuevo ciclo político.

Con el inicio del nuevo curso político se abre, al mismo tiempo, todo un camino de expectativas para potenciar al máximo los recursos y planteamientos de nuestra tierra, para guiarla por el campo más idóneo de este diferente ciclo político y basado en otros principios, en otras necesidades y sugerencias, para afrontar la complejidad de los retos pendientes y saber hacer frente y encontrar las soluciones adecuadas a fin de superar las dificultades, para abordar esos grandes problemas que nos abaten, la emigración, la juventud, el trabajo, la vivienda, el campo, entre otros, y proseguir la senda de esos acertados enfoques que van haciendo diseñar la perspectiva de esa nueva Extremadura que todos anhelamos.

XAL RECOGERx el testigo del anterior Gobierno regional, con veinticinco años de mandato de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, Guillermo Fernández Vara asume, con la más decidida ambición, ese liderazgo al que le condujeron los votos del pueblo extremeño en las pasadas elecciones autonómicas. De él mismo, de su equipo, de sus cualidades y capacidades depende la dirección que va a pilotar la locomotora de nuestro destino durante los próximos cuatro años.

Con el voto de confianza de todos, mayor en sus votantes y menor en los que se inclinaron por otras posiciones políticas, hoy nuestra región se encuentra situada, como tantas, en ese plano de haber hecho un punto y aparte en la larga trayectoria del caminar autonómico. Por lo que es llegado el momento de intentar coordinar las aproximaciones de las voluntades y la más manifiesta capacidad de entendimiento por el bienestar de Extremadura, por hacer ondear la bandera del progreso más sólido y por ir alcanzando, peldaño a peldaño, esa serie de logros que conduzcan a la región extremeña a las cotas más altas de la historia en la mejora de nuestros servicios, de nuestras iniciativas, de nuestros cualidades, de nuestras capacidades y, sobre todo, de nuestras realizaciones.

Con el tren político y técnico extremeño partiendo de la nueva estación, derivada de los resultados de los comicios de mayo pasado, se abre, también, todo un tiempo de una gran esperanza y una inmejorable ocasión para la tierra.

Un tiempo para aprovechar las experiencias del transcurso de muchos años de caminar autonómico y en el que Guillermo Fernández Vara tiene por delante esa confianza que se deriva de la ilusión de una nueva senda y hacia la que todos los extremeños, incluidos los cientos de miles de la emigración, miramos con un anhelo más que significativo para el asentamiento, que todos queremos y necesitamos, de una tierra y una comunidad autónoma como es la extremeña.

*Periodista