En esta crisis sin precedentes inmediatos todo está sucedienco mucho más rápida y profundamente. Entre cifra y cifra que se proporciona cada mes o trimestre no hay un paréntesis que indique leve mejoría. Todo es un punto y seguido respecto del dato ya conocido. El último caso ha sido la evolución negativa de la tasa de paro, en aumento los últimos meses y que en septiembre se ha agudizado. Según el registro de altas y bajas del Servicio Público de Empleo, el mes pasado se cerró con un saldo negativo en el conjunto del país de 95.000 parados más (lo que supone un 3,7% más que en agosto). Ello significa que en lo que va de año la cifra de desempleados ha aumentado en más de 600.000 personas y que la tasa total remonta hasta los 2,6 millones de demandantes de trabajo no cubiertos. Y la pérdida de empleo se extiende de la construcción al resto de sectores, particularmente al de los servicios. Extremadura no es una excepción: el paro aumentó más del 5% en el mes de septiembre respecto a agosto y se incrementó en más del 18% en los últimos 12 meses. No es un consuelo, pero sí es un dato que ayuda a situar las cosas: soso 18 puntos de subida del paro subió en el último año en nuestra región representa poco más de la mitad de lo que ha subido en el conjunto de España en el mismo periodo.

Se ha dicho que esos 2,6 millones de desempleados en el conjunto nacional es la cifra más alta desde 1977. Es cierto en números absolutos, pero el dato debe relacionarse con la población activa. Hoy es muy superior a la de hace 30 años, por lo que en términos porcentuales el paro está en el 11% de la población activa, tal y como recordó ayer la vicepresidenta Fernández de la Vega, que ratificó que el Presupuesto del 2009 tendrá suficiente dotación para atender las necesidades del subsidio. Septiembre se cierra con un mal dato, apenas compensado por la firma de 1,5 millones de contratos nuevos. Y otro indicador negativo, que hasta hace unos meses era más resistente, es la caída de la afiliación a la Seguridad Social, que acumula 432.000 bajas desde enero.

Cuestión distinta es si la garantía pública de los subsidios es suficiente. Es la principal exigencia de los sindicatos, cuyas cúpulas descartan las movilizaciones mientras esta promesa se cumpla. Con todo, sigue vigente la denuncia de que el Gobierno ha sido demasiado pasivo. Para crear puestos de trabajo hay que incidir en sus dos condiciones previas más importantes: la buena formación de los trabajadores y la garantía de inversión productiva. En ambos campos hay tareas pendientes. A quien pierda el empleo se le ha de ayudar --o exigir, según las circunstancias-- a que acuda a los cursos de formación. No obstante, ahora lo más urgente es poner toda la imaginación para que las empresas que crean empleo, las pymes, recuperen el acceso al crédito. De no reducirse las dificultades, y en esto el Gobierno también ha de saber persuadir a cajas y bancos, no hay que ser profeta para augurar más paro los próximos meses.