Escritor

Si la policía cacereña, y la policía en general, y por supuesto la Guardia Civil estaban esperando en Extremadura un acto de terrorismo para lucirse, ya se ha producido. Los cócteles molotov contra la sede de EL PERIODICO han dejado perplejos a más de uno, menos a quien firma esta columna, que a una obra suya ya se lo lanzaron hace algunos años, aunque fue en Madrid, que es en donde suelen asentarse este tipo de lanzadores. Con el fin de no dar pistas falsas, no voy a desvelar quiénes saben como nadie tirar este tipo de presente que no suele llevar misiva, pero a veces no hace falta. Para los que estamos acabados, tirar estos cócteles nos descartan de inmediato. El señor Martín Tamayo, en el mismo número donde se daba la noticia, anunciaba mi salida de este mundo, a salvo de unos ladridos que suelo dar, que no se entienden estando como están en las últimas, en un caso muy parecido al de Sócrates, del que Aristófanes se mofaba llamando ladridos a sus soflamas, aunque ya el propio Sócrates se reconocía impotente cuando afirmaba sólo sé que no sé nada , a pesar de lo cual se lo cargaron, porque una cosa está clara, que muerto el perro, se acabó la rabia. En mi caso mis ladridos son más miaus que otra cosa. Ladro, según siempre Martín Tamayo, algunas veces con ternura. O sea que yo no he sido. Después está Buenadicha, sobre el que pongo la mano en el fuego. No creo que haya sido Buenadicha. Ni tampoco don Pepe Higuero. Don Pepe tiene además a su esposa de presidenta de los periodistas. Don Félix Pinero está en el paro, pero me consta que lo lleva con resignación. La exdirectora, completamente descartada. Bueno, y al propio Martín Tamayo, que tiene en sí mismo o se da en sí mismo el síndrome del Alcoyano, tirar y rematar uno mismo los córner ... Martín es puro fuego, pero fuego enamorado, porque mata a sus partidos con el fuego del amor. Saponi descartado. ¿Algún exentrenador del Cáceres? ¿Y algún americano?

Bueno, pues sólo queda irse a las hemerotecas y ver entre los que suben y bajan, quién es el que más veces baja, y de entre ellos hacerle a todos la prueba de la rana. No es ninguna broma. Y dicho esto, o dadas estas claves, con este caso la policía cacereña se puede apuntar un tanto muy importante. Así que manos a la obra, pero siempre teniendo presente que Buenadicha no ha sido.