En abril los precios subieron un 1,1% respecto al mes de marzo a nivel nacional y un 1,5 en Extremadura. Es un mal dato si se tiene en cuenta que el principal problema de la economía española es la seria contracción de la actividad, en los sectores clave, durante los primeros meses del año. Esa minoración debería trasladarse hasta los precios al consumo. Lo han impedido los dos componentes más erráticos --igual suben que bajan-- del gasto de los consumidores: el transporte y la comida. En ambos capítulos hay precios imprevisibles como el del petróleo y el de las materias primas de alimentación que cotizan internacionalmente. Es la explicación de que el IPC siga subiendo en España pese al evidente cambio de ciclo. No obstante, la inflación entre abril del 2007 y la de este año se ha reducido por primera vez, aunque solo sea una décima, y ahora es del 4,2% tanto a nivel nacional como regional.

El dato permite un cierto respiro, porque se completa con otro de mayor calado: la diferencia entre la inflación española y la media del resto de los países del euro se ha reducido hasta las 9 décimas. Es una forma indirecta de recuperar competitividad.