TAthora que la política se está convirtiendo en un circo de tres pistas, estamos sometidos a la sorpresa permanente. La mujer barbuda, el acróbata sin piernas, el clown tristón, los funambulistas, el hombre de dos cabezas, los falsos boxeadores, el pollo sin cabeza y los payasos de la tele nos dan, un día sí y otro también, mañanas y tardes de gloria. La semana pasada, y por sentencia 57/2016 del juzgado de lo penal número 2 de Cáceres (juicio oral 236/2014), la ex alcaldesa de Cáceres y presidenta del PSOE de Extremadura, Carmen Heras Pablo, era condenada por prevaricación administrativa a ocho años de inhabilitación para empleo o cargo público.

Los estatutos del PSOE (Título I. Capítulo I. Artículo 10-h.) son claros: "Ser condenado por la comisión de un delito doloso mediante sentencia judicial, aunque esta no sea firme", supone "automáticamente" la "pérdida de la condición de afiliado". Quienes redactan estas cosas no son brillantes juristas, pero hay que aplicarlo. Hasta aquí es todo bastante serio, como es fácil entender. El circo empieza cuando a las pocas horas de ser pública la sentencia (antes de que la tuviera la propia interesada) alguien con información privilegiada filtra a medios nacionales (antes que a los extremeños) que Carmen Heras ha dimitido.

Los estatutos no dejan en manos de Carmen Heras su dimisión (es baja automática) sino que la pelota queda en el tejado del partido. Además, filtrar que Heras ha dimitido perjudica directamente su defensa, puesto que tal dimisión (innecesaria) presupondría la aceptación de una sentencia que no es firme. Guillermo Fernández Vara tardó 48 horas en explicar ante los medios de comunicación extremeños que el partido debía reunirse para formalizar la baja de Carmen Heras: lo correcto.

Antes de continuar, por honestidad intelectual, he de decirles que conozco bien a Carmen Heras. Desde que coincidí con ella en el PSOE extremeño hace casi una década hemos tenido siempre una relación de respeto y lealtad. En mi opinión, es una de las personas más honestas, trabajadoras, inteligentes y lúcidas de todas las que he conocido en el partido.

La democracia consiste en muchas cosas, y una de las más importantes es cumplir los procedimientos. Hay una sentencia condenatoria que hay que respetar y permitir que la acusada agote su defensa, al no ser firme. Hay unos estatutos que, aunque incompletos y confusos, hay que aplicar. Salvo matices formales, nada que objetar. Que alguien filtre a la prensa nacional que Heras dimite es una irresponsabilidad y una villanía; es sencillo imaginar quién pudo filtrarlo, pero no es fácil demostrarlo. Un "pequeño borrón" en el cumplimiento de las normas internas del partido que, por lo demás, fue impecable. Enhorabuena. Yo creo que es un excelente precedente.

Porque, por ejemplo, si solo hemos tenido que esperar 48 horas para que se anuncie la baja de Carmen Heras, resulta imposible de entender que llevemos tantos meses esperando a que Rafael Lemus Rubiales -Secretario Provincial del PSOE de Badajoz, Diputado en la Asamblea de Extremadura y Senador en las Cortes Generales- abandone alguno de sus cargos, en estricto cumplimiento de la "Agenda del cambio" de Fernández Vara y de la Resolución del Comité Regional del PSOE de Extremadura del 8 de enero de 2015. ¿Podría ser que solo tuviéramos que esperar otras 48 horas más?

XAL SISTEMAx judicial habría que lanzarle un mensaje parecido. Oigan, gran trabajo. Hay una denuncia (del Partido Popular de Cáceres en este caso), una ex alcaldesa del PSOE ha cometido presuntamente una irregularidad administrativa tipificada como delito por la adjudicación de un contrato de 81.373 euros, y ustedes actúan con celeridad y diligencia dictando sentencia. Bravo.

Pero, ¿qué pasa entonces con Gürtel, un caso de gravísima corrupción generalizada en el PP desde su fundación? ¿Por qué se inició la investigación en noviembre de 2007 y seguimos esperando nueve años después? A los miembros del Consejo General del Poder Judicial debería darles vergüenza esta comparación. Y a los partidos políticos que les nombran, también.

Y, para terminar: ¿Quieren que hablemos de prevaricaciones administrativas? ¿De contratos fraccionados? ¿De contratos verbales? ¿De ausencia de requisitos formales? ¡Hablemos todos! El asunto es claro: hay investigados de primera y de segunda, hay afiliados de primera y de segunda. Rodrigo Rato es un investigado de primera y Carmen Heras de segunda. Rafael Lemus es un afiliado de primera y Carmen Heras de segunda.

Pero, ¿sabes Carmen? Es mejor que quedes fuera de este circo de tres pistas hasta que no salgan del escenario el pollo sin cabeza, el clown tristón y los payasos de la tele. Hasta que no vuelvan la inteligencia política, la honestidad intelectual y la honra personal. Hasta que no haya más gente como tú.