LA CENSURA

¿Las pirámides lo próximo?

Venancio Rodríguez Sanz

Que se plantee la posibilidad de quitar de la circulación ‘Lo que el viento se llevó’, porque trata el tema del racismo, es como la demolición a manos de los talibanes del buda de Bamiyán. Esto me hace pensar que nada está a salvo de los arranques de estupidez del ser humano. Recuerdo que cuando dinamitaron al buda, la gente se rasgaba las vestiduras en todo el mundo, todos criticaban el fanatismo religioso de los talibanes, ¿y ahora qué? No somos mejores que ellos. Es más, yo diría que somos peores porque, entre otras cosas, somos más y por lo tanto, la estupidez es mayor. No puedo más que felicitar a los que tuvieron la genial idea. Es más, como decía aquel adagio: «Come mierda, 100.000 moscas no pueden estar equivocadas». Es posible que, por democracia, la cantidad transforme la obra de arte en basura. Con la sagacidad demostrada con las películas, no sería de extrañar que lo siguiente en dinamitar fueran las pirámides egipcias: según creo, se levantaron con el sudor de los esclavos... No es raro comprobar cuando cae un régimen, que el siguiente encargue una demolición, una exhumación, el cambio de nombre de las calles, unas medallas al aire, etc. ¡Qué civilizados somos!

Sanidad

Empleados públicos

Ángel Ramón Pastor

Orellana la Vieja. Badajoz

Si hablamos de deontología y del comportamiento de los empleados públicos dentro de la normativa española, la «eficacia» y la»diligencia» (mencionadas en el artículo 103 de la Constitución y en el 52 del Texto Refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público, respectivamente), son mantras que este opositor primerizo tuvo que memorizar, como principios rectores del cuerpo administrativo, para intentar acceder a la condición de personal estatuario fijo del Servicio Extremeño de Salud. Y lo hice con entusiasmo. Estudiando mucho. Mi imaginario, por aquellos días, atribuyó a la Administración virtudes casi homéricas. Yo creí a pie juntillas cada epígrafe impreso, cada párrafo del temario que ensalzaba las bondades del brazo ejecutor de los fines del Estado. Y como la memoria es flaca y como han transcurrido quince meses desde la realización del examen, también creo recordar que se mencionaba la «celeridad» como uno de los principios que debían regir el buen funcionamiento de la Administración. ¡Tonto de mí!...

Más de trescientos opositores a celador, dentro de la lista provisional de aprobados, llevamos esperando la resolución de este proceso desde el 10 de marzo de 2019. Y aún queda por delante un periodo incierto de estudio de reclamaciones, una publicación definitiva de aprobados, una elección de destino y una toma efectiva de posesión: un tiempo estimado por los sindicatos, desde la realización del examen, de dos años. Que haya opositores con plaza que estén en su casa, mano sobre mano, mientras se cubren las necesidades laborales del Servicio Extremeño de Salud con eventualidades y personal interino, no veo yo que sean ejemplos de eficacia, diligencia y celeridad.

Tal vez José María Vergeles, nuestro consejero de Sanidad, pudiera explicar algún día qué entiende por estos conceptos tan vacíos de realidad. En fin…

Coronavirus

Los ‘otros’ sanitarios

María Jesús Barragán

Barcelona

Yo pertenezco a los otros, a esos a los que se incluye cuando se habla de los hospitales y se nombra al personal heroico: médicos, enfermeras, técnicos y otros. En ese grupo sin entidad está la administrativa que recibe a cara descubierta al paciente, el celador que lo coge y traslada, la auxiliar que lo limpia y le hace la cama.

Cuando la enfermera y el médico reciben al paciente con sus epis, en la mayoría de los casos ya saben si es un posible covid-19. Los otros se han contagiado igual o más que los médicos y enfermeras, pero parece ser que su salud es más barata. Es realmente vergonzoso. Orgullosa de ser parte de los otros.