Profesor

Desde muy pequeño me ha fascinado Plasencia. Los relatos de mis padres, que gozaron en ella su adolescencia y juventud, se veían completados por las visitas que realizábamos en el trayecto hacia el veraneo tornavaqueño para saludar a parientes, amigos y al Cristo de las Batallas. No sé si mi origen será también motivo de esa admiración, pues sabido es que para muchos naturales del Valle del Jerte el mundo empieza y termina en Plasencia. O quizá deberíamos hablar en pasado. Espero que esta explicación disculpe la osadía de hablar sobre Plasencia desde Cáceres.

Los partidos parecen no haber entendido a los placentinos. El caso del PSOE es emblemático y por si fuera poco ahora el PP, al que todo le iba sobre ruedas, se inventa un problema. Una legislatura da motivos de orgullo y de crítica y si se trata de una población pequeña los rencores, venganzas y aspiraciones son más públicos y eficaces. No extraña que un grupo de populares y simpatizantes amenazaran con una lista alternativa si no se cambiaba al candidato. Según mis datos, las personas adecuadas comunicaron a Díaz hace tiempo su decisión de relevarle en la alcaldía y le ofrecieron un escaño en la Asamblea y un puesto en la mesa. Al parecer, la ambición de Díaz es ser alcalde de su pueblo, y ello le honra. Pero un político tiene ambiciones pero no derechos y la misma ley que le puso en la candidatura a la alcaldía es la que le descabalga ahora. Esa ley no es otra que la decisión de quien hace la lista. Se podrá decir que no es sensato aparcar a quien tiene mayoría absoluta, pero la lógica aristotélica no tiene nada que ver con la lógica política. Un político debe saber que en la lógica política entran razones como encuestas, fidelidades, venganzas y un oscuro "es lo mejor para el partido". Un político debe estar agradecido a su partido, a quien se lo debe todo. Si se presenta como independiente, lo comprobará.

Por otro lado, su acusación a la nueva candidata no se sostiene. La causa de no ser de Plasencia y, lo peor que se puede decir de un placentino, "que está al servicio de Cáceres". Muy acorde con el localismo tan extendido en la ciudad y que tantos frutos efímeros ha dado a algunos. Hay una cuestión importante. ¿Por qué no ha salido una lista llamada "Independientes por Plasencia" o algo parecido? Creo que porque todos los candidatos van y ejercen de placentinos. Y eso, que teóricamente es honorable, políticamente es frustrante. Es cierto que no hemos encontrado el papel que debe jugar Plasencia en el ámbito regional, pero eso no debe conducir a enrocarse, mirarse el ombligo y utilizar el victimismo como bandera.

Mi padre escribió unos versos en una revista de tres al cuarto, probablemente clandestina, hacia 1920 sobre un alcalde placentino, Ulpiano Muñoz, a quien cuestionaba.

"Fuera Ulpiano / Todo en vano. / Otro alcalde / Todo vale. ¿Acaso crees placentino / que un corregidor casero / ha de regir tu destino / con más cuidado y esmero / que lo hace un forastero?"...