Abría mi perfil de Facebook y veía la plaza de Trujillo repleta de niñas y niños celebrando el Día de la paz organizado por el CEIP Las Américas y como núcleo central los juegos olímpicos. No citaré su nombre, pero una maestra, una maravillosa maestra, también subía sus fotos del trabajo realizado en clase con sus alumnas y alumnos, ella había utilizado el arte como reclamo y medio de paz, lo reflejaba con obras de Bansky: una niña repleta de amor frente a la vida o una metralleta de la que solo salían hojas verdes. Su esfuerzo y dedicación representan el corazón y el orgullo de nuestra región, la educación es el seno de donde germina lo mejor de nosotras y nosotros mismos, y aquí, en su gesto cotidiano, en su dedicación, en estas pequeñas cosas que algunos llamarían, en esas fotos que subían a esta red social, nos lo hacían.

Ayer 30 de enero se celebraba el Día de la paz dedicado a conmemorar en los centros educativos una cultura de no violencia y paz; como indica Unicef es el día para que se conmemore la educación en y para la tolerancia, la solidaridad, la concordia, el respeto a los Derechos Humanos, la no-violencia y la paz, es en este día donde los centros educativos se comprometen como defensores de la paz y entendimiento entre personas de distinta procedencia y modos de pensar.

Ayer, al llegar a casa, ver esas fotos, ese trabajo, me cambiaron el gesto de la cara, diría que me alegraron el alma y no exagero; siempre he defendido que quienes estamos a disposición de la ciudadanía lo estamos no para arengar con violencia, estamos a disposición de la ciudadanía para buscar y encontrar soluciones a los problemas y para ello, la palabra, el diálogo es el instrumento fundamental y sí, para llegar a acuerdos y consensos. En cambio, ayer vi sobre un atril a dos grupos parlamentarios de la oposición: Partido Popular y Unidas Podemos como no condenaban la violencia de lo sucedido el día anterior en Feval, en Don Benito,provocada por grupos radicales, como tampoco lo hizo el día anterior Vox, pero de este último no espero nada.

La violencia jamás puede justificarse, jamás, no puede mezclarse jamás con reivindicaciones dignas y honradas de quienes asistían pacíficamente a esas manifestaciones pidiendo lo que es de justicia por su trabajo: unos precios justos para el campo. No todo vale en política, no se puede ensuciar todo a cualquier precio. No.

Desde aquí reivindico el papel de la educación en favor de la paz y del diálogo, desde aquí les digo a quienes piden el pin parental que los maestros y maestras son ejemplos y guías de trabajo y esfuerzo, que lo demuestran día a día, les digo que basta con seguir a uno o a una en sus redes para comprobarlo.

Desde aquí reivindico el tesoro de esta tierra, al campo, a sus trabajadores y trabajadoras, desde aquí, reivindico en voz alta, unos precios justos, desde aquí reivindico la dignidad de nuestras y nuestros agricultores y ganaderos.

*Filóloga y diputada del PSOE.