TUtna nave espacial acaba de traer a la Tierra un trozo de Sol. Ya habían traído de la Luna y acabaron con la poesía (¡cuántas desdichas desde que el hombre pisó la Luna y se acabó el Romanticismo!) El trozo de Sol es como un puñado de sal fina, partículas apenas. Y lo traen para estudiar de qué está hecho. En Extremadura sabemos que el Sol está hecho con mala leche en verano y con caricias en invierno, pero los que han mandado la nave son del norte o más, de ésos que se pasan un mes en Tenerife por lo de seguro de Sol , cara al Sol, y pensando cómo quedarse con el astro rey después de quedarse con las calas y playitas más hermosas.

A la Luna no pudieron encontrarle el misterio de sus reflejos de plata y como sólo vieron pedruscos, por ahora la dejan ahí arriba. Pero al Sol ya veremos. Igual cogen un trozo gordo (como kilo y cuarto de sal gorda) y lo plantan en las costas de Noruega para jodernos el turismo (ya de por sí fastidiado por los precios de este verano).

Me da miedo ese puñadito de Sol fino que trae la nave. Y no porque venga cargado de rayos uva, alfa o gamma, que para rayos contaminantes ya tenemos en la Tierra más que en el Sol. Me da miedo porque desentrañado el misterio del Sol ¿qué nos queda?

Pido desde estas líneas que cuando acaben el estudio, suelten ese pedazo de Sol en una costa luminosa para que se junte con los otros pedazos y no sufra. Porque son capaces de meterlo en un frasco allí por Oslo y tenerlo secuestrado en un sótano oscuro hasta que se muera de asco y se apague. Lo que no tengo confirmado es si la empresa que ha patrocinado ese viaje al Sol es la misma que tiene cabinas para que se dore el personal antes de las bodas de abril.

*Dramaturgo y director del Consorcio López de Ayala