TCtada vez hay más socialistas que se atreven a decir en voz alta lo obvio: que la coalición con Esquerra Republicana en Cataluña, y el apoyo de este partido en Madrid, está provocando más inconvenientes y problemas que ventajas. Hasta el presidente Zapatero , taimadamente eso sí, ha apuntado que hay cosas que hace Esquerra que no le gustan.

A mí me parece que el radicalismo de Esquerra está envenenando la vida política española precisamente por el protagonismo que ha adquirido por ser socio de los socialistas.

El PSOE, y desde luego el Gobierno, no pueden seguir mirando hacia otro lado ante comportamientos como los de las Juventudes de Esquerra invitando a arrancar páginas al texto constitucional, organizando un acto en el que la gracia consistía en colocar junto a la Constitución unas tijeras. En la Alemania nazi quemaban los libros en nombre de una manera de entender el nacionalismo alemán.

De la misma manera, el Gobierno Zapatero no puede seguir mirando hacia otro lado cuando en Cataluña, su compañero Pasqual Maragall está avalando e instando a que se denuncie a aquellos comerciantes que no rotulan el nombre de sus negocios en catalán. Llamar a la delación por no rotular el nombre de un comercio en catalán es algo que estremece, y nos vuelve a recordar a aquella triste Alemania nacionalsocialista.

Si vivimos en un Estado democrático, si vivimos en un país libre, no se puede imponer a nadie hablar una lengua u otra o rotular en una lengua u otra el nombre de su comercio. No se puede obligar a estudiar en una lengua, no se puede discriminar a nadie si no conoce o no quiere aprender catalán, no se puede perseguir a otra lengua como se está persiguiendo en estos momentos al castellano. Franco perseguía a quienes hablaban en catalán y el tripartito persigue a quienes no hablan catalán. No, lo que está pasando en Cataluña no es una anécdota por más que al Gobierno le convenga mirar hacia otro lado. ¿Qué más tiene que hacer Esquerra para que Zapatero reaccione?

*Periodista