Y pese a ellas, no crean que discrimino a nadie. Pero dejen que siga utilizando el masculino plural para englobar a ambos, por economía del lenguaje y por lógica. Cuando digo Pese a ellos, me refiero a que España, este país tan complejo y tan distinto, funciona pese a sus políticos. Funciona en su día a día, por más que haya quien se empeñe en negarlo.

Siempre se habla, por ejemplo, del excelente sistema de salud del que disfrutamos. Y funciona porque tenemos unos sanitarios que sobrellevando el maltrato que sufren desde la Administración, atienden a sus pacientes lo mejor que pueden, cumplen con su trabajo, y todo en condiciones a menudo bastante mejorables. Funciona porque contamos con unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en los que unos grandísimos profesionales ponen en juego su integridad física al tiempo que reciben insultos o menosprecio por quienes deberían agradecer su labor. Profesores que hacen frente a una realidad educativa que cada vez los deja más solos frente a su vocación docente. Un sistema de justicia que marcha a pesar de la poca inversión que se ha destinado a modernizarlo y que sufre presiones constantes desde el poder ejecutivo.

España funciona porque hay millones de españoles que se levantan por la mañana sabiendo cuáles son sus obligaciones diarias: abren sus negocios, llevan a sus hijos al colegio, cuidan de sus mayores, se comportan de manera honrada y responsable. Pagan impuestos, muchos impuestos, sostienen la industria mediante el consumo, trabajan la tierra, intentan crear puestos de trabajo, tratan de vivir el día a día dignamente, intentando dejar a sus hijos un país mejor.

Y lo cabreante es que quienes deberían estar a su servicio, o sea, la clase política, que fue elegida para solucionar sus problemas y hacerles la vida más fácil, se comporta cada vez de una manera más egoísta, despreocupada y alejada de sus necesidades reales, buscando su propio beneficio aún a costa de hacer exactamente lo contrario de lo que prometieron. Quizás hay un ‘síndrome de la poltrona’ que se apodera de los ciudadanos de a pie cuando llegan a un cargo y que les impide ver que el mundo fuera de sus despachos sigue teniendo unas necesidades muy concretas. También hay quien prefiere manipular a medios y sociedad hasta hacerles creer de lo importante es sólo lo que ellos deciden.

* Periodista