TSti existe alguna palabra que defina las primeras acciones de gobierno de Guillermo Fernández Vara al frente de la Junta de Extremadura es precisamente el término coraje, el incesante e incombustible afán de cumplir con la palabra y dar salida en el menor tiempo posible a los compromisos con los que concurrió a las elecciones del pasado mes de mayo, y que le valieron la confianza de los extremeños.

A nadie se le escapa la facilidad que para un gobierno supone el hecho de que tan solo dos fuerzas políticas estén presentes en el panorama político, posibilitándose con ello la siempre ardua tarea del diálogo y del consenso. Sin embargo, todos sabemos que para lograrlo hay que tener una disposición particular y un claro objetivo que sitúe a los intereses generales de los ciudadanos por encima de otros, llámense partidistas, personales o de otra índole. Está claro que la coherencia entre palabras y hechos es una singularidad, yo diría un común denominador, en los primeros pasos de Fernández Vara al frente del Ejecutivo regional, tal y como estamos comprobando con el buen clima que se respira en el hemiciclo regional y con las interesantes expectativas que se están planteando para el futuro inmediato de nuestra región.

Para mí, e imagino que para una inmensa mayoría de mis conciudadanos, la obsesión y el esfuerzo de un político ha de estar en cumplir con los compromisos adquiridos más pronto que tarde, y en gobernar para todos por igual. Cuatro años pasan rápido y quien asume la presidencia de la Junta de Extremadura lo sabe por experiencia propia. El, por su profesión de médico, conoce de lo importante que pueden ser los diagnósticos precoces para el tratamiento de una enfermedad, de la misma manera que siempre nos ha dicho que "no existen enfermedades sino enfermos". Sin duda una comparación que puede ilustrar la estrategia de gobierno que parece haber comenzado a fraguarse en esta tierra, y que intuyo será un factor clave para esa nueva región que se perfila.

*Técnico en Desarrollo Rural