Dentro de tres años la publicidad de tabaco habrá desaparecido por completo de la prensa escrita, internet y demás medios de comunicación de la UE, tal como ya sucede en televisión. La medida alcanzará asimismo a las actividades de patrocinio, la última vía que tenían las tabacaleras para llevar sus marcas a los medios de comunicación a través de las carreras de coches y motos. Se trata de un acuerdo de los ministros de Salud de los Quince pese a la oposición de sus colegas de Alemania y Gran Bretaña, los últimos continuistas respecto a la situación actual.

Tabaco y alcohol son ejemplos emblemáticos de la contradicción de los países desarrollados: reconocen la nocividad pero toleran su consumo porque van gravados con muchos impuestos, con la pretensión de compensar la asistencia sanitaria que provoca. Pero algunas productoras han roto todas las barajas al incurrir en prácticas tan abusivas como la de añadirle al tabaco sustancias que crean una adicción artificial añadida. Por eso, aunque sea una mala noticia para las cuentas de resultados de las empresas de comunicación, está justificada la decisión de la Unión Europea de actuar contra esta publicidad directa.