La presencia de Adolfo Suárez, hijo del expresidente del Gobierno en la transición, en los medios de comunicación, ha dejado huella en los españoles, tras anunciar la enfermedad de su padre. Adolfo Suárez González respondió ante los españoles en unos momentos difíciles de la vida española. Puedo prometer y prometo, y cumplió legalizando al Partido Comunista de España en una Semana Santa. Cumplió en el golpe de Tejero cuando fue asaltado el Congreso, donde muchos se escondieron bajo sus asientos, mientras él y su vicepresidente, valeroso Gutiérrez Mellado, presentaron cara a los golpistas. Cumplió afrontado los retos futuros para España propiciando el diálogo con todos los partidos políticos y sindicatos, haciendo frente a los poderes fácticos, todavía inmersos en el franquismo.

Estuvo siempre en su sitio, sin utilizar demagogias y palabras mal sonantes para con los rivales políticos y sociales, algo que hoy es habitual en la clase política de España. En el Ejército tuvo valedores importantes, el citado Gutiérrez Mellado y otros mandos militares; en la Iglesia, al cardenal Tarancón, y desde luego el rey Juan Carlos. Estos serán siempre los rasgos que recordaremos de Adolfo Suárez, sin pensar en su enfermedad, que nos duele. Y puede estar seguro su hijo que no es sólo mi opinión, sino la de un porcentaje muy alto de españoles. DIEGO PARRA. Malpartida de Cáceres