THtace unos días estuve comiendo en un restaurante bastante peculiar. Era de esos en los que tú mismo haces las funciones de camarero de mesa. Pides en un mostrador lo que vas a consumir y das tu nombre --o uno que te inventes--. Te sientas a una mesa y esperas a oír por un altavoz el nombre que has dado. Te levantas, coges tu menú, te los llevas a la mesa y a comer. Sin embargo, en este restaurante del que les hablo no tenías la necesidad de dar tu nombre, te suministraban un aparatejo parecido a un platillo volante de juguete con una luz, que te llevabas a la mesa, cuando se encendía la luz, ya tenías listo el menú.

Pero este restaurante no sólo tenía de peculiar este sistema tan tecnificado de atención al cliente. También disponía de un aseo del que podías salir sorprendido o desquiciado. Al entrar, automáticamente se encendía la luz del habitáculo. Oh, se hizo la luz con la mera presencia humana. Hasta ahí bien. Pero luego te colocabas en el urinario de pared y... ¿dónde está el pulsador del agua? No hay. Pues nada, ahí se queda el aroma de los restos del tintorro que me he bebido en la comida. Voy al lavabo. ¿Dónde está el pulsador de agua del grifo? ¡Tampoco hay! ¿Pero entonces cómo coños me lavo las manos? Toco el grifo por todas partes, a ver si doy con algún tic tecnológico que lo haga funcionar; e incluso le toco las palmas, esperando que con mi arte se me anime a soltar el chorro. Pero nada. Hasta que veo un pequeño botón en lo que es la parte frontal de su base del grifo e intuitivamente coloco la mano cerca de él. Por fin salió el agua. ¡Aleluya! Luego me doy cuenta de que el urinario también posee un botoncito similar, así que lo hago funcionar.

Con lo sencillo, efectivo y ecológico que es ese pulsador clásico que aprietas y deja correr el agua durante quince segundos. Salgo del aseo pensando que existen diseñadores, ingenieros e inventores que en realidad han estudiado para complicarnos la vida a los que hemos estudiado para complicárnosla lo menos posible.

El dicho dice "Renovarse o morir", no "Complicarse o morir".