Hace pocos días, este diario publicaba que se autorizaba el derribo de una edificación en Badajoz por "no ser viable su rehabilitación".

Es evidente que dicha justificación es absurda, nos puede servir para justificar una decisión, legítima, a la hora de autorizar un derribo pero no es para creérsela.

Ningún bien patrimonial es rentable , hablando en términos económicos. Por ejemplo, ¿Cuánto dinero se ha invertido en las casas de la plaza Alta? Al precio que se han puesto los alquileres, harán falta cientos de años, e inquilinos para cubrir gastos. No hace falta hablar de Pajaritos, Puerta Palmas, la Galera o Espantaperros cuyo disfrute es gratuito, nunca serán rentables.

Y es que la conservación del Patrimonio de una ciudad no debe mirarse por el criterio de la rentabilidad sino por el de su contribución a la cultura de un pueblo.

Por otra parte, y éste puede ser el caso, hay que señalar que la protección de determinado inmueble, que pudiera tener interés artístico o de cualquier tipo, no debe recaer únicamente en el propietario que, legítimamente, intenta, como todo hijo de vecino, revalorizarlo y sacar beneficios de su venta. Si una casa hay que conservarla por sus valores debe ser la ciudad, a través de sus representantes democráticos, la que asuma los gastos y la rehabilite como bien de interés cultural para nuestra sociedad.

Y no es lo peor que se derriben inmuebles sin ton ni son, lo que en la mayoría de los casos está justificado por el nulo interés de éstos, es que ha desaparecido toda memoria de ellos ya que no se exigen unas fotografías o unos planos, para poder conocer los grandes avances urbanísticos y arquitectónicos de que se está dotando a Badajoz. Eso sí, lo de Casco Antiguo suena a burla y tomadura de pelo.

Alvaro Meléndez **

Badajoz