WEwl consejero de Economía, Comercio y Turismo de la Junta, Manuel Amigo Mateos , sorprendió ayer a todos --hasta al presidente Rodríguez Ibarra -- al renunciar a su cargo por considerar que fuera del Gobierno regional se podrá defender mejor de las acusaciones que se le han hecho en relación con la campaña de las vallas publicitarias. Desde que las Cortes aprobaron el 22 de febrero de 1983 el Estatuto de Autonomía, sólo una vez, en 1988, un consejero --Antonio Rosa -- ha presentado su renuncia al presidente. Estamos, por tanto, ante un hecho excepcional en la vida política extremeña. Asumir responsabilidades, como dijo ayer el portavoz del PSOE, honra a un político. Lo que ha hecho el consejero Amigo, en efecto, le honra. Su decisión puede interpretarse como un servicio a la Junta, puesto que con él fuera el Ejecutivo no tendrá que estar tan pendiente de un asunto que se ha ido espesando, en parte debido a los propios titubeos de la Junta. El hecho de que la renuncia de Manuel Amigo no se pueda dar por definitiva después de que Rodríguez Ibarra la rechazara y cerrara filas en torno a él deja pendiente la resolución de una crisis que sería bueno zanjar, en un sentido o en otro, cuanto antes. El Consejo de Gobierno de hoy podrá despejar la incógnita.