XCxada ojo ve de diferente manera según los parámetros culturales y educacionales. Si uno se acostumbra a los reality show, la boda del heredero de la Corona ha defraudado. No hubo besos apasionados, no hubo abrazos tórridos, ni miradas de doble intención: el espectáculo, porque de eso se trataba, se desarrolló con corrección, comedido, incluso con frialdad, para no alimentar el morbo ni la especulación. Parecían british . La lluvia, llegada desde el Atlántico, puso el contrapunto de la irrupción de los dioses en el destino de los hombres, o al menos algún pitoniso cutre eso manifestó, quizás influido por la guerra cinematográfica de Troya. Fue una representación por actores que siguieron el método Stanislavski , que al ser aficionados se interpretaron a sí mismos bajo el férreo guión escrito. La improvisación quedó prohibida en los ensayos previos por el director y, sobre todo, algo muy tajante: fuera el histrionismo. Ni drama ni comedia. Realismo contenido y eficaz.

No habían leído --o sí-- a Calderón, pero se escaparon de su auto sacramental El gran teatro del mundo para confundirse con los personajes de La vida es sueño . ¿Cuál es el papel que debe representar un príncipe en estos tiempos de globalización, terrorismo, violencia, torturas y siempre bajo la égida del Imperio, en un país pequeño pero grande en su protagonismo histórico, en especial en la evocación que les rememoraba la estatua de Carlos V en la foto de familia y de cara a unas elecciones al Parlamento Europeo, en donde se decide casi todo el modelo económico del que no pueden escaparse los ciudadanos?

Tuve un profesor de periodismo que nos inculcaba que las preguntas deben de ser escuetas, concisas y precisas. Acaban de suspenderme, pero es que el mundo se ha simplificado tanto en sus argumentaciones éticas que es necesario ampliarlas e introducirlas en el caos para abarcar la visión y las entendederas. Un día, no ha mucho, amanecimos otra vez monárquicos en España. Si el sistema funciona --y de momento funciona-- no es hora de enredarnos más. De ahí que el heredero de la Corona de España, con toda la cohorte, llevase años estudiando la representación de la boda. Si en la vida todo es verdad y todo mentira, no parece apropiada ni oportuna la confrontación para alterar los papeles. Y los secundarios de todo tipo y condición se prestaron con el entusiasmo de los amateurs, como si se hallasen en medio del escenario en un acto de La Batalla de la Albuera , El alcalde de Zalamea o La pasión . Y ya se sabe que los aficionados ponen más carne en el asador que los profesionales, porque su momento de registro interpretativo dura un instante, mientras que los profesionales tienen oportunidad de repetirse, sigan o no el método stanislavskiano.

El Príncipe sabe que en La Vida es Sueño, el destino del ser humano y de su posible dominio por medio del libre albedrío es una ocasión única.

Y los dos, príncipe y princesa, ejercieron su libre albedrío y se lo creyeron, porque antes de la representación, de la parte del espectáculo en que se convierte toda actividad de los grandes y aparentes protagonistas de la historia actual, dominada por la venta mediática y globalizada al instante, habían ensayado más de un año de cara, sobre todo, al futuro. Y por eso su actuación entró dentro de la normalidad, fueron creíbles y puede, incluso, que aplaudidos por los millones de hogares que siguieron el festejo por la televisión. Porque debemos de tener algo muy clarito. Las imágenes del 22 de mayo de 2004 solamente son el preludio de una obra no escrita en la que los comparsas no ayudarán en exceso si los vientos se tornan hostiles en un momento dado; el sábado, formaban parte como figurantes de un espectáculo concreto, radiado y televisado a todo el mundo, pero sin que conozcan el siguiente acto porque nadie les dio los papeles, ni siquiera conocen al autor y menos al director de escena, que es cambiante y antojadizo; se vistieron como se esperaba, hablaron poco y hasta un ronco Rouco se revistió de arzobispo para darle más pompa el prólogo de la obra.

Bajo la lluvia, Madrid fue el gran teatro del mundo por un día. Y los protagonistas, solos, lanzados hacia la incógnita de sus vidas, amparados por los espectadores ocultos de una pantalla.

*Periodista