Mucho hemos leído y escuchado estos días sobre la actitud de Europa en esta crisis del coronavirus que estamos viviendo. Mucho, también, sobre las fórmulas que Europa y todos los países deben aplicar para salir de la dura situación a la que nos enfrentamos. Los máximos dirigentes de la Unión Europea, sobre todo a los líderes de países del norte, han sido criticados por su poca predisposición a poner sobre la mesa soluciones reales y contundentes a la crisis económica que está generando esta pandemia. Pero, entre todo lo que se ha escuchado, hemos echado en falta a los líderes políticos nacionales, de todos los partidos, hablar de una cuestión que aquí sabemos que es clave para encontrar cualquier solución. Me refiero al turismo. Nadie ha afeado a Bruselas, y por qué no también a Pedro Sánchez, que nada se haya dicho sobre el turismo. Según datos del propio Parlamento europeo, el turismo supone el 3,9 % del PIB de la UE y de él dependen casi 12 millones de puestos de trabajo en todo el viejo continente. Ni que decir tiene lo que supone para España. ¿Entonces? Se nombran todo tipo de industrias y sectores, pero del turismo se habla poco. Solo sobre lo pintoresco de la fotografía y de cómo volverán a abrir los bares y las terrazas. Nada se dice del problema real al que se enfrentan los hoteles y los millones de empleos que dependen de ellos. De cómo el sector depende de unas aerolíneas al borde de la quiebra o del miedo que vamos a tener las personas al mero hecho de subirnos a un medio de transporte por el puro placer de viajar. Me temo que sin soluciones para el turismo no habrá soluciones a la crisis.