Los centros escolares extremeños se han encontrado después de las navidades, no ya con la temida tercera ola, con un tsunami de contagios, el mayor de toda España con diferencia, pero estén tranquilos, parece que no afecta a los centros educativos, sólo al resto del mundo mundial, porque “los centros son seguros, en los centros no hay contagios”, y si los hubiera o hubiese, “los centros son seguros, en los centros no hay contagios”, repita conmigo.

Y es que a día de hoy hay 170 aulas cerradas, pero se han cerrado más de 200 desde la vuelta de las navidades que dicen lo contrario, pues si se confinan aulas será por algo. ¿Y por qué no hay contagios en los centros educativos? Porque se abren las ventanas, y con una agradable temperatura ambiente de -5 grados sin lluvia, porque si llueve hace menos frío, te mojas, pero hace menos frío, el virus se queda quietecito en su pupitre aprendiendo a leer, a leer genomas, claro. Da igual que riesgos laborales limite la temperatura mínima en centros de trabajo sedentarios a 17 grados y los ligeros a 14, pues se pone usted una rebequita, y si no la tiene se la compra, bueno, se la compra si abren los pequeños comercios que ahí sí contagia el virus aunque sólo haya dos personas dentro del mismo. El único sitio donde 25 almas cándidas, 30 ó 35, según etapa o enseñanza, están libres de contagio es en nuestros centros escolares, “porque los colegios son seguros, allí no hay contagios”, y no como en casa según nuestro Presidente, que dice que allí los niños son más contagiosos, en el cole no lo son, por eso Secundaria no se ha incorporado aún, porque al parecer contagian más en casa. Mientras, Vergeles pide el autoconfinamiento. Me pregunto si se refería a autoconfinarse en casa o en el colegio o instituto, y si los niños contagian más en casa, cuándo, en jornada de trabajo o fuera de ella, o quizás sea el virus el que contagia más en las casas cuando los progenitores están trabajando.

Pues sí, los centros serán seguros, pero sin embargo, muchos de nuestros docentes se sienten como en la mítica obra de Blasco Ibáñez, “Sangre y arena”, toreros como Espartero, rendidos al destino, obligados a lidiar a diario en el ruedo del patio de un colegio con un miura, llamado, SARS COV 2, que para nuestros políticos al parecer sólo en los patios escolares, el miura es una inocente vaquilla, aunque olvidan que fue una vaquilla la que mató a Manolete.

No sólo la lidia diaria es para evitar las embestidas del COVID. Aunque parezca mentira, los docentes también se confinan, también se contagian e incluso alguno tienen hijos, algunos con hijos que se confinan, familiares a los que cuidar y con los que tener cuidado y desgraciadamente también pérdidas, conciliadores de todos menos de ellos mismos. Cuando en un centro son dos o tres los docentes confinados, olvídense de burbujas y burbujitas, si alguna vez existieron, pregunten a los directores de los centros, porque esa labor también es de oreja y rabo.

En fin, mientras Extremadura lidera el número de contagios, los colegios de Infantil y Primaria, a pesar de la inversión en tecnología, especialización docente en metodología a distancia y las veintiocho veces que nos han hecho programar online siguen abiertos, y ahora les toca a los mayores, porque ya tampoco contagian, “porque los centros son seguros, porque allí no hay contagios”, repita conmigo.

Como le decían a Manolete: ¡Suerte Maestro!