XLxas palabras del presidente de Extremadura en defensa de sus planteamientos ideológicos, respecto al debate sobre las autonomías en el discurso que leyó en el Teatro Romano el siete de septiembre, han sacado a muchos de quicio. Por un lado no se le puede quitar la razón, por otro no se la pueden dar y por otro, se sacan de la manga insultos que no se produjeron, ni en la intención, ni en la forma, a poco que nos fijemos en ello. Lo decimos ya: ni se ridiculizó el flamenco ni se aludió a Andalucía .

Ya ha explicado el propio presidente el verdadero sentido de sus palabras y además ha dicho, sin tapujos, a quienes se refería. Ni se refería a Andalucía, ni a esa, su seña de identidad, que también compartimos desde Extremadura y que se llama flamenco. No obstante no se quiere ver lo que es en realidad, el sentido con el que lo dijo y por qué lo dijo. Manuel Ruiz Romero , desde el Centro de Estudios Históricos de Andalucía, afirma que "Ibarra ha despreciado el flamenco y los símbolos andaluces" y pide que desde la Consejería de Cultura de Andalucía se exija una rectificación al presidente de Extremadura.

En el citado discurso se dijo textualmente: "Cuando los poderosos llaman a su mesa a los plebeyos, siempre ha sido para que la limpien, no para que se sienten al banquete; cuando los organizadores de la fiesta llaman a su juerga al cuadro flamenco, no es para que beba, sino para cantar, tocar las palmas y hacer gracias al respetable".

Nosotros decimos: todo texto sacado de un contexto es un pretexto . Eso y no otra cosa es lo que se pretende hacer con el párrafo que acabamos de transcribir. El presidente de la Junta, una vez más, alzaba su voz contra la discriminación. Y utilizó un símil donde ponía de manifiesto la utilización, más vejatoria y servil que se hacía del flamenco, la de llamarlo a la fiesta, para que la alegrasen, pero no para que participase en ella en igualdad con el resto de invitados. Estaremos de acuerdo señor Ruiz Romero con que el flamenco es una manifestación cultural que hunde su raíz en circunstancias sociales, históricas y musicales concretas y que una de esas circunstancias ha hecho que tantas y tantas veces el flamenco se haya visto discriminado y envuelto en la comparsa bufonesca de los que han de mirar de abajo hacia arriba. Dicho de otro modo. La historia del flamenco es también la historia de los intérpretes que han comido y han podido llevar un mendrugo a su casa después de haberle estado toda una noche cantando y tocando a un rico caprichoso. El flamenco también es el reservado pagado por el oligarca o el aristócrata de turno, donde sólo han de entrar los flamencos a animar la fiesta . A eso aludía el presidente extremeño, a eso se refería y lo comparaba con lo que a su entender se pretende hacer en el debate de las autonomías.

Rodríguez Ibarra es el presidente de una región que antes de tener delimitadas sus fronteras geográficas, ya compartía fronteras culturales y musicales con Andalucía. Es el presidente de una región que en menor medida que Andalucía también es madre de intérpretes y creadores de formas musicales y de estilos flamencos; es el presidente y una región que igual que Andalucía sufrió discriminaciones, olvidos y vejaciones en un pasado no lejano. Contra ello se subleva.

Conociendo a nuestro presidente, estamos convencidos de que no utilizó el flamenco de forma vejatoria para fundamentar sus posiciones ideológicas: Utilizó el estereotipo que tanto daño ha hecho al flamenco para advertir de que en igual medida se puede hacer en el ámbito de las autonomías con algunas regiones, que como el flamenco sean llamadas para servir de comparsa y divertimento, en vez de tener en cuenta su verdadero valor y peso específico en un ámbito igualitario .

Desde Extremadura, también sentimos el flamenco como una de nuestras señas de identidad. De hecho la afición, los intérpretes y las peñas se incrementan cada día, así como las grabaciones y festivales, apoyados por la Junta de Extremadura. El pasado día seis se entregaron los Premios de Extremadura a la creación distinguiéndose a Enrique Morente por su trayectoria vital y profesional y cuando la noche, en la que se otorgaban las Medallas de Extremadura, hubo que compartir escenario con el arte, estuvieron en el mismo plano la música culta, la actualidad musical, el teatro, la danza y el flamenco. La familia Vargas hizo una digna versión del zorongo lorquiano, terminando su actuación por tangos , por tangos extremeños, claro.

*Presidente de la Agrupación

Flamenca de Extremadura