WLw a encuesta del CIS dada a conocer ayer confirma que el PP se encamina hacia una victoria sonada, y el PSOE, hacia el peor resultado desde el restablecimiento de la democracia. La amplitud de la muestra --17.000 entrevistas-- y la rotundidad del resultado permite albergar pocas dudas; el porcentaje de indecisos --el 32%-- abre solo un punto de interrogación en cuanto a la profundidad de la victoria popular, que puede cerrar la noche del 20-N con el mejor resultado de la historia del partido: una mayoría absoluta con una diferencia de más de 70 escaños con relación a los socialistas. Es decir, que la campaña electoral ha empezado con pocas incógnitas, aunque la encuesta se realizó antes del anuncio de ETA, hay que ver cómo influye en los electores el debate televisado del lunes y qué golpe de efecto guardan los dos grandes contendientes para el esprint final.

En el caso de Extremadura, el Centro de Investigaciones Sociológicas predice también una victoria clara del PP el 20-N, logrando unos resultados en línea con los cosechados en los comicios autonómicos y municipales de mayo pasado. Los populares conseguirían seis de los diez escaños al Congreso de los Diputados, frente a los cuatro que ocuparía el PSOE, con los que se rompería el empate a cinco de los comicios de 2008. El PP, en concreto, alcanzaría tres escaños en cada provincia. Los socialistas llegarían a tres escaños en la provincia de Badajoz, pero bajarían a solo uno en Cáceres. Izquierda Unida seguiría sin representación.

En todo caso, un par de datos parciales permiten medir la consistencia de los vaticinios. El primero es el sorpasso en Andalucía, donde el CIS otorga la victoria al PP en siete de las ocho provincias. El segundo es el progreso en Cataluña, donde los conservadores quedan a un diputado de CiU, que puede lograr hasta 13 (ahora tiene 10) y quedar a tres del PSC (en el 2008 obtuvo 25). Se trata en ambos casos de votos arañados en sendos viveros del PSOE que han sido determinantes en sus dos últimas mayorías relativas. Para el PSC solo es un consuelo esperar que las urnas lo confirmen como el primer partido de Cataluña con 16 diputados, porque sufrirá un retroceso espectacular con fugas a derecha e izquierda si, como señala la encuesta, ICV-EUiA logra tres diputados. Algo similar puede decirse del País Vasco, donde el PSE se mantendrá en cabeza sin que eso tenga efectos prácticos en la configuración de una mayoría. Lo que resulta más relevante en Euskadi es el progreso de Amaiur, la nueva marca aberzale, a costa del PNV. Aquí sí que el final de la violencia puede tener un efecto inmediato y reforzar la tendencia apuntada por Bildu en las últimas municipales. Visto desde el lado nacionalista, si finalmente los radicales logran empatar a tres escaños con el PNV, el 20-N dejará constancia de que peligra su papel histórico de árbitro político perpetuo de los asuntos vascos.