EL SIGNIFICADO

Caridad política

Antonia Nieto Serrano

Badajoz

No había leído esta definición, me ha sorprendido, pero en Noticias Obreras hilan fino y una vez que te informas de estas frases, a veces hechas y manidas, descubre en la riqueza del lenguaje el norte y te haces una idea del significado de las frases y por qué se utilizan. Por caridad se entiende, frecuentemente, la limosna que das, el asistencialismo, o sea, la ayuda puntual y que no se plantea en absoluto la lucha por la justicia, bien porque nos vemos más allá, o bien porque queremos eludirla.

Por política entendemos lo que hacen los políticos. Es un entramado de intereses, privilegios, manipulaciones... Decimos todos son iguales (que no es verdad, hay muchos matices) alejada de las necesidades sociales, ajena a nosotros como si fuéramos espectadores y no actores, solo votamos cada cuatro años y dejamos hacer.

Sin embargo, necesitamos las dos cosas como el aire que respiramos: vivir la caridad y vivir la política es algo humano, y necesario para construir humanidad y fraternidad. La caridad es el amor que nos hace ver las necesidades del otro, poniendo nuestro interés en la ayuda y la solución de sus problemas. Política es la actividad de toda sociedad, de las personas, organizaciones sindicales, instituciones para construir una sociedad justa, igualitaria y humana.

Desde esta caridad política necesita el mundo, a veces, se contraponen, pero las dos necesarias para construir una sociedad más justa y fraterna. Descuidar la lucha por la justicia y desligarla de la caridad, bien entendida, sería la mayor torpeza que hoy cometeríamos las personas oficialmente creyentes.

AGRADECIMIENTO

A don Juan Muriel

Ana María Becerra Delgado

Cáceres

El día 20 de enero de este año, leyendo El Periódico que usted tan dignamente dirige, me encontré con la grata sorpresa de un reportaje sobre la familia Muriel Martínez. En dicho reportaje vi citado mi nombre como alumna de don Juan.

La verdad, me emocioné, pues para mí fue un orgullo el haber sido su primera alumna ya que su escuela fue siempre masculina. Jamás olvidaré el interés que este gran maestro puso en mí, pues gracias a él lo poco que he sido en mi vida, ya que yo también me hice maestra además de otros estudios posteriores, se lo debo a él. Puso en mí su confianza y espero no haberle defraudado.

Aprovecho la oportunidad que este periódico me brinda para pedir, a quien corresponda, que este maestro cacereño tenga una calle con su nombre. Estoy segura que este deseo late en el corazón de muchos de sus alumnos. Para mí sería una gran satisfacción que al pasear por su calle, pudiera decirle a mis hijos y nietos: ¡Este señor fue mi primer maestro!

Gracias don Juan, siempre estará en mi memoria y en mi corazón.