ALCANTARA

Molestias de una discoteca de verano

Juan Manuel Chávez Vaca

Alcántara

No sabría bien cuál sería la denominación legal para este tema, pero a mi entender estriba entre dejación de funciones o prevaricación. Llevo varios años sufriendo la apertura de lo que en su día fue una discoteca de verano y ahora es un local que se alquila para fiestas varias, o sea una "discoteca de verano fija-discontinua".

Ya en tiempo de Carlos Rovira, como subdelegado del gobierno en Cáceres, me dirigí a él contestándome que correspondía al Ayuntamiento de Alcántara las actuaciones correspondientes. Me dirigí por escrito al actual alcalde para que dejara de enviarme a quienes alquilaban dicho local con la intención de que yo le "permitiera" abrir el local y en dicho escrito le aclaraba que yo ni era autoridad, ni podía hacer incitación al incumplimiento de la normativa vigente.

Como tuve conocimiento de que se volvería a abrir el local, le envié un nuevo escrito el día 2 de julio para que tomase las medidas oportunas. No tomó ninguna medida, incluso fue uno de los invitados y tuve música hasta las 7 de la mañana.

Hay quien me asegura que el señor alcalde dijo una frase muy poco acertada cuando le comentaron la posibilidad de la llegada de la Guardia Civil para que bajaran la música, espero que no sea cierto que el representante de mi pueblo dijera tal frase que me sonó a otros tiempo muy lejanos.

Espero que no olviden lo que ha pasado en otros lugares, como Losar de la Vera, y que las normas que sirven para la convivencia normal en una sociedad se cumplan y se hagan cumplir por parte de la autoridad competente.

LOS IGNORADOS

El drama de la inmigración

Pedro Serrano Martínez

Valladolid

Decenas, cientos, miles. Nadie lo sabe con certeza. Hoy que todo se cuantifica y se somete a estadística, nadie conoce el número de inocentes que pierden la vida cada año cruzando desiertos y fronteras, saltando vallas y muros, o haciendo travesías imposibles a bordo de precarios cayucos.

Hablo de los desheredados, de los ignorados, de los olvidados; de los que no tienen derechos; de los que no pudieron elegir; de los que tienen menos valor que un animal de compañía en el mundo rico; de los que se enfrentan a los elementos y casi siempre pierden; de los que intentan alcanzar la otra orilla; de los que intentan llegar a la tierra prometida.

Ellos son las víctimas de la injusticia; ellos son las víctimas de las decisiones socio económicas a nivel mundial; ellos son los que mueren en silencio, sin ruido mediático.

Son los muertos anónimos que nadie llora. Son esos cadáveres que, a veces, caen en las redes de los pescadores y son devueltos al mar como un zapato viejo.

Son esa gente pobre del tercer mundo, esos ilegales y molestos inmigrantes. Ellos son, en fin, los protagonistas de un drama diario que a pocos interesa y conmueve.