SIRIA

Obama nos ataca

Julio Lozano Ramos

Madrid

Cuando el paro en España ha llegado a extremos sin precedentes, los salarios y condiciones de trabajo sufren recortes sangrantes, la sanidad disminuye hasta morir los pacientes, la educación se hunde y las encuestas revelan que menos de un quinto de los españoles confía en el presidente de Rajoy, envuelto también en un caso de corrupción como el de Bárcenas, viene Obama y le dice que lo hace muy bien y le invita a visitarle. No es posible que sea tan ignorante como para dar sin querer ese bofetón a nuestro pueblo. ¿Querrá, como hizo su predecesor con Aznar, meterlo en una guerra que ha planteado tan mal y para la que estos días busca desesperadamente aliados? ¿Lo abrazara, como Eisenhower a Franco, para obtener ventajas militares u otras del dictador? Los españoles, como en los casos precedentes, no olvidaremos a quienes así actúan contra la clara voluntad y los derechos humanos.

EN ALMENDRALEJO

Concentración

Dom Perdigón

Ojo con la manifestación, porque lo que se convoca como un acto de repulsa contra una actuación concreta, se puede ir de las manos y convertirse en una manifestación racista contra todo un colectivo. Cuando la masa sale a la calle enfervorecida, puede esperarse cualquier cosa y algunos de los comentarios apuntan a ello.

LA DECEPCION

Fiasco olímpico

Mario López Rovira

Alía

Como siempre los españoles vendimos la piel del oso antes de cazarlo, casi nos dábamos por ganadores, vamos, que iba a ser un paseo militar, pero yo ya intuía que Tokio se iba a llevar el gato al agua y más después de ver que pasaba a la final.

Como todo en este mundo es política, esto no lo iba a ser menos y por muy buena presentación que hiciéramos, por muy buenas instalaciones que tuviéramos y por muy acabadas que estuvieran, el peso que tiene Japón no lo tenemos nosotros, de ahí la importancia de nuestra política internacional, que se pierde enseguida pero que tarda mucho en recuperarse aunque esto a algunos les parezca baladí.

Era una batalla perdida, insisto, y lo seguirá siendo mientras otro país, otra ciudad, más importante se quiera llevar unos JJOO.

Barcelona tuvo la gran suerte de que Samaranch estaba en el COI, España, si no me equivoco, ya no tiene gente de peso. Solo nos queda resignarnos, pensar muy bien si queremos volver a llevarnos otro disgusto y por favor ahorrar ese dinero que se gasta en pantallas gigantes, iluminaciones, fiestas, merchandising y viajes por doquier en este caso a Buenos Aires, para nada. Tengo la horrible sensación de que ya estaba todo el pescado vendido, ya que ni siquiera con el buen proyecto que teníamos nos han dado opciones a llegar a la final. ¿Cómo es posible dar unos JJOO a una ciudad que ya los disfrutó en el 64 y no a una que no los ha disfrutado nunca?