Cuando nos planteamos inversiones multimillonarias, hay que efectuar proyecciones a largo plazo, teniendo en cuenta que la recuperación de la inversión es su principal objetivo y, por ello, deben considerarse la mayor parte posible de los factores que influyan en esa recuperación con el fin de evitar o minimizar los riesgos. Uno de los pilares de la planificación estratégica de nuestro futuro es la energía, planteándose como base de numerosas operaciones empresariales de inversión.

Dentro de las opciones existentes, por parte de la Junta de Extremadura se está dando una prevalencia de intereses de las tecnologías solares (tanto termosolar como fotovoltaica) frente a las eólicas. Conviene saber que el precio de producción del kw/h de la energía solar es de un 400% a un 500% superior al de la eólica (1 kw de energía eólica cuesta 0,076 euros mientras que el de termosolar asciende a 0,34 euros). Actualmente se está pagando en la mesa de preasignación alrededor de 0,30 euros por kw, a lo que habrá que añadir costes de transporte hasta el punto de consumo por un importe mínimo de 0,05 euros. Este aumento de retribución se trasladará al bolsillo del consumidor, como estamos viendo en estos momentos, ya que para mantener la recuperación de la inversión deben mantenerse los ingresos. ¿Es lógico el planteamiento a largo plazo de una elevación de la factura eléctrica de estas dimensiones? Nuestro consejero de Industria acertadamente dice que no es ésta la única causa de la subida y del déficit de tarifa, pero es evidente que es una de ellas.

XESTE TRATOx de favor que se le concede a las energías solares se pone de manifiesto al exigir a las inversiones en eólicas la creación de tres puestos de trabajo, o su equivalente en dinero, por cada megavatio instalado. ¿Por qué no se exige a las solares? Es un contrasentido en cuanto que, además de esta aportación extra de puestos de trabajo, la energía eólica ya crea más empleo y riqueza que el resto. Tengamos en cuenta que un parque eólico de 50 Mw supone asegurar a un ayuntamiento unos ingresos anuales mínimos de 650.000 euros durante la vida de la inversión, cobrando el impuesto de actividades económicas en base a la producción, teniendo en cuenta que la facturación rondaría los 10 millones de euros/año. Este impuesto no afecta normalmente a las fotovoltaicas, al existir una exención en este sentido.

En 2009 la energía eólica supuso un porcentaje superior al 14% de la energía generada en España y esto supuso el 16% del coste de la producción total de energía. Sin embargo, en ese mismo período las energías solares aportaron tan sólo el 2% de la energía al sistema y el coste supuso un 16% del total coste del suministro. A parte del aspecto estratégico, que desde luego debe tenerse en cuenta en la planificación, hay otros que, aunque no tengan contenido económico, han de ponerse sobre la mesa. En primer lugar, desde el punto de vista de emisiones de CO2, la fabricación de un panel fotovoltaico es un proceso muy contaminante. Se requiere casi tanta energía para fabricarlo (fundir y purificar el sílice) como la que se pueda generar en toda su vida operativa. En segundo lugar también debe contemplarse que, actualmente, el futuro recorrido tecnológico de la energía fotovoltaica es mucho menor que el eólico, por lo que este argumento debe ser uno de los que han de tenerse en cuenta cuando se establecen estrategias a largo plazo, más aún cuando las empresas españolas son una referencia mundial gracias a la tecnología propia que están exportando. En tercer lugar, la ocupación real del suelo por cada megavatio de tecnología solar frente a las eólicas es como mínimo 350 veces superior (un aerogenerador de 2 Mw ocupa aproximadamente 55 m2 y para una instalación fotovoltaica fija de esa misma potencia necesitaríamos alrededor de 30.000 m2). Además, el aprovechamiento tradicional del suelo en una zona donde vaya a instalarse un parque eólico, ya sea agrícola, ganadero, forestal o cinegético, puede mantenerse después de su instalación.

Actualmente en Extremadura no se produce ni un solo megavatio de energía eólica, mientras que la producción solar afianza su implantación. Además del retraso que supuso la actuación de la Junta en el primer intento de implantación de la energía eólica, confluyeron factores procedentes de otros organismos, como la inscripción en el Registro de Preasignación. La situación en España implica que se está subvencionando la energía más cara en un período de disminución de la demanda por la crisis, subsistiendo el problema añadido y creciente del déficit de tarifa.

Recientemente escuchábamos en Mérida a los principales representantes de las grandes compañías eléctricas solicitar un marco jurídico estable para garantizar el futuro de las inversiones y el aval de las entidades financieras, al tiempo que abogaban por romper tópicos y desmitificar temas tan manidos como la amortización de las grandes obras, las rentabilidades de las inversiones en energías o las emisiones de C02. Debe prevalecer la verdad. Ya estamos cansados de escuchar opiniones tan pródigas en demagogia como escasas en ideas y fundamentos. En este sentido, hago mía la frase atribuida a Sócrates : "Amigo es Platón , pero más amiga es la verdad".

*Auditor de cuentas ysocios de ATA Auditores SL.