Revisando la actualidad educativa en los medios, me encuentro con un reportaje esperanzador firmado por Olga R. SanMartín sobre la localidad de Alpartir, un pequeño municipio de 565 vecinos situado a 60 kilómetros de Zaragoza. Cual de ironía se tratase, su nombre, Alpartir, refleja la realidad circundante de otros municipios parejos, pero no el de éste. Mientras otros obligados cierran sus escuelas, y poco a poco observan impotentes cómo su censo va mermando, éste mantiene su población pues en palabras de su propio alcalde, como relata la periodista, "una escuela cerrada es un pueblo muerto". La noticia sin embargo no es esa, la noticia relevante es la participación de todo el pueblo en la educación de sus pocos niños y la reciprocidad de éstos al enseñar a su pueblo, en aquello que mejor saben, sobre todo a ancianos, eso junto con la implicación directa de todas las asociaciones y estamentos municipales, pero no en papel mojado, colaborando con su escuela a, ante, bajo, cabe , con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras, sin olvidar durante y mediante. Esta manera de participación no solo está salvando su escuela, también su censo.

Extremadura, donde la escuela rural tiene una fuerte presencia, tiene el mismo problema, el envejecimiento de la población y el descenso de la natalidad obliga a mantener escuelas con pocos alumnos bajo la espada de Damocles de cierre, pero es la pescadilla que se muerde la cola, si hay que elegir residencia, se elige antes una población con colegio que sin él, y por tanto hay que realizar todos los esfuerzos por mantenerlos.

En Extremadura ya hay muchos centros, que con básicamente el esfuerzo de sus docentes, están actualmente o a puertas de empezar proyectos de todo tipo, no solo de participación de la comunidad, proyectos pedagógicos, experimentales, sociales, de investigación, grupales, etcétera, que merecen los apoyen. No solo es la Consejería de Educación, con docentes y presupuesto, la ayuda, colaboración y participación efectiva y empática de cada municipio y sus movimientos sociales debieran ser una prioridad básica, pues saben que un pueblo sin escuela es un pueblo muerto.