Empezó muy joven en política, con UCD, luego pasó por AP y colaboró en la formación del PP en su pueblo, Calamonte, del que es alcalde desde hace seis años.

--¿Pensó antes de entrar en política que sería alcalde de su pueblo?

--Era muy joven. Cuando murió Franco me costaba comprender que tuviera que cambiar el régimen; fue algo que me sorprendió y por eso entré en política. Enseguida comprendí la necesidad del cambio, por amigos de izquierdas y de derechas que me encantaba verlos discutir y tomar las copas juntos, defender sus ideas y convivir sin problemas. Entonces no pensaba para nada ser alcalde del pueblo. Fue con Pedro Macías, que me inició en política, y su contrincante Abdón García, que luego fue mi cuñado. Ayudé a Pedro en los comienzos del PP en Calamonte. Fue muy duro, con mayoría socialista e IU con una gran representación y nosotros no teníamos.

--¿Cómo fue su camino hacia la alcaldía de su pueblo?

-- Pedro Macías fue siempre primero en la lista, era el candidato a la alcaldía; yo estaba pegado a él, hasta que le dije que quería empezar a tirar con el PP abriéndolo, no quedarse en una cierta clase social, sino abrirse a toda la sociedad. Hubo un acuerdo, accedí a la presidencia e hicimos una apertura total. Recorrimos el pueblo, hablamos con toda la gente; me tenían por loco. Pasamos de dos a tres concejales, luego a cinco y ahora a seis. Cuando IU sacó seis, gobernó porque el PP puso dos, y luego con cinco ellos y nosotros dos, hasta hace dos legislaturas, que ganó el PSOE con mayoría absoluta. En 2007 ganó el PP con cinco y tuvo el apoyo de IU con dos; ya en 2011 sacamos seis.

Llevamos 6 años de gobierno y nos ha costado mucho, porque el PSOE con Eugenio Alvarez, que fue consejero y senador, practicó una política de miedo y falta de libertad. Colocaron a gente en la Junta, tuvieron a empresarios que ayudaron y ese agradecimiento estaba ahí. Hay temas... que no es momento, pero he estado en varios juicios que he ganado. Ni me han quitado de la política, ni lo han logrado con la justicia. Estamos orgullosos porque hemos acabado con ese miedo.

--¿A qué problemas se enfrentan los calamonteños? ¿De qué depende su solución?

-- El mayor es el paro; ahora estamos por debajo de la media, un 18% con tendencia a la baja. Hay tres centrales hortofrutícolas; Calamonte depende en más del 50% del campo. Y sí tiene solución, dependerá de los propios ciudadanos, que tienen fama de emprendedores y trabajadores, y hay una formación política que se preocupa por el avance del pueblo. Ahí están los datos, se han hecho grandes inversiones que se mantienen y dan empleo.

--¿Cuál es la situación actual?

--El paro es lo más preocupante, pero el pueblo tiene muchas posibilidades, por el campo y su situación privilegiada, pues estamos en el corazón de Extremadura, entre la vía férrea y las nacionales V y 630, cerca de centros como Mérida, Badajoz, o Almendralejo, y eso le da grandes posibilidades de crecimiento económico. Hay muchos calamonteños trabajando en Mérida; hay cooperativas con una gran mano y también está la transformación y venta de nuestros productos.

--¿Qué proyectos tiene como alcalde y qué demandan los vecinos?

--Uno es la reactivación del polígono industrial y otro, de medioambiente. Fuimos de los primeros en prohibir una escombrera y llevar el material a un lugar autorizado, queremos sellarla y adecuarla como zona de recreo con árboles. Además, hay otra zona de eucaliptos y tenemos previsto, con la CHG, sustituirlos por árboles autóctonos. También colaboramos en mantener el águila imperial.

--¿Cómo es la vida política y las relaciones con la oposición?

--Es muy ajetreada. La relación es buenísima con IU, llevamos años colaborando; con el PSOE es mala, no admite que gane el PP. Ha habido enfrentamientos y en un caso se condenó a Eugenio Alvarez por agresión. Al principio trascendía a la calle, pero intentamos evitarlo, sobre todo entre los hijos, y se logra.

--¿Qué proyección de futuro tiene Calamonte?

--Con la agricultura en primer término; el sector servicio y pequeñas empresas familiares que se abren y que pueden ser un buen hueco de empleo. Y su ubicación, por las comunicaciones. Además, hay gran interés por el asociacionismo.

--¿Hay iniciativas que dependan de la Junta y la diputación?

--Las empresas optan a algunas subvenciones bien de la Junta, bien de la diputación, como en todas partes. Y hay un proyecto ambicioso por el que estamos en conversaciones con Mérida, aumentar el término municipal en 100 o 200 hectáreas. También queremos convertir los cuatro pasos a nivel que tenemos, que son muy peligrosos, en subterráneos. Estaba aprobado en Adif pero ha quedado paralizado y espero que no lo eliminen.