Los acehucheños volvieron ayer a mostrar la gran devoción que profesan por san Sebastián, en unas fiestas en las que las carantoñas -hombres disfrazados con pieles de animales- se convirtieron una vez más en el gran atractivo. El mal tiempo se hizo notar, ya que mermó la asistencia de público en este pueblo del valle del Alagón que roza el millar de habitantes. No obstante y a pesar de las inclemencias del tiempo, los vecinos plasmaron en las calles la gran admiración que sienten por el santo, en una jornada animada con la música de la flauta y el tamboril de dos tamborileros de Montehermoso y de Piornal. Una de las protagonistas fue Marta Porras, una acehucheña que tuvo el privilegio, en su condición de mayordoma por promesa, de servir al santo. "Estoy muy nerviosa y muy emocionada, es algo inexplicable", comentó instantes antes de subirse al balcón de su casa en el número 8 de la calle Eras para dirigir unas palabras al santo en agradecimiento, dijo "por todo lo bueno", que le ha dado especialmente en lo que es la salud.

Ataviada con la vestimenta típica de la fiesta, -enagua bordada, pololo, mandil, faldiquera y pañuelo bordado-, Marta vivió un día muy especial arropada por su novio Alvaro y sus familiares. Para ella, el día de ayer fue el colofón de muchas semanas de trabajo que conlleva unos preparativos para estos días como son los adornos florales del santo en la iglesia y los dulces -floretas, rosquillas, buñuelos y perrunillas- que forman parte del convite para el público. Una intensa jornada donde no faltaron tiraores y regaoras que agasajaron al santo con confeti, así como el reparto de papas y la Vaca-tora. Hoy jueves se vivirá sebastianino con una jornada similar durante toda la mañana.