El próximo día 18 de octubre los "cebolleros" (cariñoso apodo que dan a los vecinos de la villa de Santacruz de Paniagua) lanzarán el chupinazo, anunciando las fiestas en honor de San Pedro de Alcántara. Recorrerán los distintos barrios en alegre pasacalles y aguardarán muy pinchos que amanezca el día 19, efemérides del Santo. Hogaño, ostentan la mayordomía el alcalde de la villa, Miguel Carlos González Muñoz, sus hermanos y otro puñado de primos carnales.

Después que la charanga "Selena" dé una vuelta por el pueblo, las campanas voltearán, anunciando la solemne misa y la procesión, en la que el tamborilero interpretará los toques del cortejo procesional y los de echar la bandera. No pueden faltar, dentro de los actos religiosos, las tradicionales ofrendas al Santo.

Posteriormente, los mayordomos invitarán a un aperitivo, que dará paso a una comida de hermandad, con precios muy populares y previa reserva en el bar "La Estrella", único en la localidad, o en el Ayuntamiento. Las fiestas se cerrarán con la consabida verbena, a cargo de la orquesta "Xeladerma".

Juan de Sanabria, que cambió su nombre por el de fray Pedro de Alcántara, con permiso de don Diego Enríquez de Almansa, obispo de Coria y del provincial Juan de Espinosa, se retiró a hacer vida eremítica a la villa de Santacruz de Paniagua. Se recogió en la ermita de Dios Padre desde el año 1555 hasta el año 1557.

De su estancia en dicha villa se cuentan muchas historias y milagros, como el episodio de aquella grandiosa cruz de madera que el Santo se cargó a cuestas y quiso llevarla hasta lo alto de la sierra de Dios Padre. Pero tropezó y cayó sobre una dura peña. Le afligió el llanto y refiere la tradición que al caer sus lágrimas sobre la peña, surgió una inagotable fuente, que los paisanos conocen como "Fuente de la Anea".