En el espacio de la antigua era comunal, toda ella enlanchada, donde se trillaba el mijo y el centeno en otros tiempos, se desarrollarán gran parte de los rituales inherentes a la Carvochá y a la Chicharrona . Ambas celebraciones se pierden en el túnel de los tiempos, estando relacionada la primera con un jubiloso y arcaizante culto a las ánimas de los antepasados, y la segunda con mitologías propias del tiempo de las matanzas del gorrinu .

Organiza los actos la Corrobra Estampas Jurdanas, patrocina la Asociación para el Desarrollo Integral de la Comarca de Las Hurdes (ADICHURDES) y colaboran desinteresadamente varios vecinos de la alquería de El Mesegal. También contribuyen de modo muy especial el biólogo Fernando Pulido y Ana Cazorro.

Sobre las 10.30 horas de hoy sábado, el personal asistente será recibido bajo los sones de las gaitas y los tamboriles, pudiendo degustar el aguardiente y los dulces caseros. Después de entrar en calor, todos marcharán en busca de la Chicharrona , una mítica mujerona que baja de la sierra tocando una pandereta y que lleva un montón de chorizos y morcillas colgados de un palitroque. Al entrar por las calles de la alquería, lanza a la chiquillería las nueces, castañas e higos pasos que lleva en un fardel. La gente canta antiguas coplas relacionadas con la llegada de tan extravagante personaje.

Arropada por la comitiva, llega hasta la antigua era, donde se enciende la hoguera de ánimas con un tuero de la lumbre del año anterior. A continuación, encabezados por los tamborileros y el Animeru , se recorrerán las calles del pueblo de El Mesegal en alegre pasacalles de ánimas.

Sobre las 12.00 horas, se conjuran los males del nuevo año arrojando unas migas de pan, unas castañas, unos pelos de cabra y un chorro de vino sobre la hoguera de las ánimas y entonando unos viejos gori goris . La Chicharrona entrega a los vecinos la licencia para que puedan hacer las matanzas y se procede a dar vida a los antañones romances y los cánticos del Petitoriu d,ánimah . Mientras se reparte el pan de las ánimas, todo relleno de anises, se suceden los bailes y las danzas, en derredor del espacio donde se muestran las ofrendas para los antepasados.

Más tarde, a la vez que se degustan las poliéntah (vino casero del año), hace su aparición el Chicharrón , que hace todo lo posible para que la Chicharrona se digne bailar con él. Entre bromas y compadreos, suena el toque de fajina y todo el mundo se presta a meter la cuchara en el pote de las viandas. Hay que comer y beber hasta reventar, pues en tal jornada las ánimas están virtualmente presentes y cada cual debe comer, beber, cantar y danzar por dos.

A los postres, aparecerá El Cenizu , que irá signando con cruces, realizadas con ceniza o con un tizón, a todo el que encuentra a su paso. Siguen los bailes y la algazara hasta que se hace el Corro de ánimas , cuando se recuerda a los antepasados y se nombra a los miembros de la Corrobra Estampas Jurdanas que han fallecido. Finalmente, se realiza el gran asado de castañas, la carvochá , que se acompaña por buenos tragos de orujo. Y bajo la luz de la gran fogata, el rejuiju se prolonga hasta que el cuerpo aguante.