Espectáculo, fiesta y belleza. Arroyo disfrutó ayer a lo grande del Día de la Luz, su tradición más genuina declarada Fiesta de Interés Turístico Regional hace 15 años, en una jornada que volvió a poner de manifiesto el orgullo merecido que los arroyanos sienten por un festejo que dobló la población de la localidad cacereña con más de 15.000 personas en sus calles y que transcurrió sin incidencias destacables, según informaron fuentes municipales.

Como ya es tradición, la calle de la Corredera, engalanada para la celebración, volvió a convertirse en escaparate de lujo para las carreras de caballos, con 166 jinetes inscritos, y el desfile de carrozas cargadas de padres, niños y jóvenes como si de un gran carnaval se tratara.

La fiesta, una vez más, puso la Corredera a reventar en una gran demostración de pericia y fuerza por parte de los caballistas que recorrieron a toda la velocidad los 900 metros del circuito entre la iglesia de San Sebastián de la plaza de la Asunción ante la mirada de los miles de espectadores que les vieron pasar a su lado en una jornada con sol, nubes y algún chubasco que no tuvo consecuencias.

Pero para que el festejo transcurriese con normalidad, un dispositivo de seguridad formado por más de 150 personas permaneció atento al desarrollo de las carreras, mientras vecinos y visitantes daban buena cuenta de las viandas y bebidas al paso de los caballos. "Esta fiesta es única", afirmó Santos Jorna, alcalde de Arroyo, que hizo las veces de anfitrión a los representantes de instituciones extremeñas que como Fernando Manzano, presidente de la Asamblea, y Laureano León, de la diputación, también acudieron al evento.

Un año más, Arroyo exhibió como su mejor campaña de promoción turística el Día de la Luz, un espectáculo del que Extremadura puede presumir.