La Asociación Protectora de Animales Refugio Turgalium de Trujillo está desbordada debido a los últimos abandonos de perros. Hace solo unas semanas aparecieron siete cachorros, con apenas tres días de vida, dentro de un contenedor en la calle García, de los cuales solo uno ha sobrevivido. Pero, además, el pasado sábado vieron otros tres en semejantes circunstancias, aunque siguen vivos. A esto se añade que hace un par de días alguien tiró dos cachorros por encima del vallado de las instalaciones del refugio. Así lo ha dado a conocer la asociación protectora trujillana, a la vez que manifiesta que la situación se está haciendo insostenible, al tiempo que expresan su pesar por este tipo de actuaciones «deshumanizadas».

Por el momento, cuentan con casi una treintena de perros y cinco gatos que esperan ser adoptados, y algún otro en casas de acogida, al ser muy pequeños y necesitar cuidados constantes. Algo que, aseguran, no sería necesario si en las instalaciones municipales donde se encuentran estuvieran «adecuadamente acondicionadas». Según manifiesta Genaro Sánchez, uno de los responsables del Refugio Turgalium, el lugar carece de luz «a pesar de llevarlo reclamando hace un año, cuando nos hicimos cargo del servicio». En caso de haber suministro eléctrico, podrían tener una máquina amamantadora para cachorros «y no sería necesario que estén en acogida», explicó.

Igualmente, podrían usar la lavadora y la nevera que, según asegura este voluntario, les han regalado, «por lo que el veterinario no tendría que traer de su casa la medicación refrigerada, o si abrimos una lata de comida no habría que gastarla entera porque se echa a perder». En cuanto a la recogida de animales, el traslado debe hacerse en los coches particulares, dice, «ya que tampoco disponemos de una furgoneta municipal».

PERSONAL/ Por otro lado, esta asociación se queja de la falta de personal, ya que ahora atienden a los animales voluntarios, «aunque a veces es difícil compaginarlo con el trabajo y la familia». Hasta hace un par de meses ha habido un trabajador municipal «de forma intermitente», pero desde entonces son los miembros de la protectora quienes se encargan.

En cuanto al cuidado, este voluntario asegura que están «bien atendidos» ya que el veterinario que colabora con ellos se encarga de vacunar, castrar y desparasitar a los canes. Aún así, siguen demandando ayuda del ayuntamiento «ya que es un servicio público y queremos ver predisposición de que les importa esto». Y es que en el año que llevan funcionando afirman no haber recibido mucha ayuda económica municipal, «y gran parte de la alimentación, cerca de 5.000 kilos de comida, se lo debemos a la solidaridad de la gente».