¡Viva la Virgen de la Inmaculada¡ ¡Viva la Madre de Torrejoncillo¡? ¡Viva¡ ¡Viva¡ exclamaban ayer los torrejoncillanos que, un año más, salieron a las calles del pueblo en procesión entre miles de personas para expresar a su patrona la Virgen de la Inmaculada el cariño y el amor tan grande que todos le profesan. Nadie quiso perderse esta gran cita. La lluvia no cesó en toda la mañana, sin embargo dio una tregua importante por la tarde y noche que permitió cerrar los paraguas a los asistentes a esta celebración.

La fiesta comenzaba sobre las diez de la noche en la plaza de la Encamisá donde 200 escopeteros que disparaban salvas en honor a la patrona y unos 250 jinetes, la mayoría envueltos con sábanas blancas y la imagen de la Virgen insertada en sus espaldas, se congregaban para convertirse en los actores principales de esta celebración declarada de Interés Turístico Nacional. Son muchas las versiones sobre el origen de esta fiesta, aunque algunos historiadores se trasladan hasta el siglo XVI para encontrar sus raíces, justo durante el reinado del Emperador Carlos V, semanas antes de la famosa batalla de Pavía contra el Rey de Francia, Francisco I.

Sea cual sea el hecho histórico que ha propiciado que después de tantos siglos permanezca viva esta fiesta, los torrejoncillanos están encantados. Ayer, una vez más, por unas horas el pueblo se iluminó con los tradicionales faroles. Un día inolvidable, sobre todo para José Cordero que gozó del privilegio de ser el portaestandarte después de que él y su mujer decidieran, por promesa, dedicar una parte de su tiempo a la Virgen, así como afrontar los gastos que conllevan diferentes actos durante todo el año. "Es una satisfacción tremenda, pero no me siento nervioso porque hace 33 años también viví algo parecido cuando mi hermano mayor fue portaestandarte", confesaba ayer José antes de dirigirse en caballo hasta la puerta de la iglesia de San Andrés para recibir el estandarte. Mientras, su mujer Leonarda Hernández, calmada y emocionada, apostillaba que el día de hoy -por ayer- "es algo grande, pero también lo es todo el año cuidando a nuestra Virgen". Como cada año, la parte dulce de la fiesta la pusieron más de 250 kilos de coquillos y cañas para el público.