Con los tiempos que corren, en los que las comunicaciones verbales brillan por su ausencia y tan cambiante es la manera de comunicarse, resulta difícil encontrar situaciones en las que una gran familia se une para pasar un fin de semana juntos y rememorar viejos tiempos. Y eso es lo que hicieron los Majada-Majada hace un par de fines de semana en el municipio de La Garganta.

Muy pocas veces se ve lo que esta gran familia hace: juntar a cinco generaciones diferentes. Todas unidas por la tradición y la costumbre de los abuelos Pedro Majada y Juana Majada, quienes congregaban, al menos una vez al año, a todos los allegados que podían. Y lo hacían por su amor y su cariño a la familia, «porque para ellos era lo más importante, y eso es lo que queremos preservar nosotros con estos encuentros y estos recuerdos cada año», explica Luis Guijo Majada, nieto de Pedro y Juana.

Rozando el cielo

Esta vez, el encuentro ha tenido lugar en el Valle del Ambroz, concretamente en La Garganta, pueblo natal de los abuelos, «donde hemos querido rendirles homenaje. La localidad nos ha acogido fenomenal y el ayuntamiento también se ha portado muy bien cediéndonos una nave, lo que agradecemos mucho». Y es que los abuelos de esta familia «siempre venían en fiestas, Semana Santa y en los veranos desde Avilés, hasta donde se marcharon para trabajar en la industria», rememora Luis.

Y así, en La Garganta se reunieron cinco generaciones diferentes, más de cien miembros de la familia Majada-Majada, llegados desde Avilés, principalmente, pero también de La Garganta, Madrid, Fuerteventura o Valencia, entre otros lugares de la geografía nacional. «Pasamos un gran fin de semana reunidos, y fue muy emotivo recordar viejos tiempos y anécdotas de todos cuando éramos pequeños», recordó Luis Guijo Majada.