La pasada semana una joven de Don Benito de 28 años falleció en el hospital por una intoxicación aguda de ácido lipoico, el cual tomaba en cápsulas como producto para adelgazar. El jefe del servicio de Endocrinología del Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres, Fidel Enciso, explica que el ácido lipoico es un antioxidante, una sustancia que disminuye los productos tóxicos que se originan en el organismo. Se trata de un componente natural que concentrado puede tener un fin terapéutico.

Esta sustancia está presente en alimentos comunes como el brócoli y las espinacas, así como en carnes rojas o en hígados y en riñones de algunos animales, pero siempre en pequeñas dosis. La misma «no es indispensable para el organismo de los humanos», señala.

Hace años que se utiliza como complemento alimentario para tratar distintas enfermedades, lo cual ha llevado a descubrir que lleva aparejado una bajada de peso en los pacientes. «Sin unos resultados muy evidentes de su potencial terapéutico, ha quedado demostrado que en personas obesas, que lo tomaban por otras causas y enfermedades, favorecía que hubiera una pérdida de peso discreta». De este modo, en la última década ha empezado a ser utilizado como un potenciador de pérdida de peso, quema grasa o producto adelgazante.

Además, se trata de un producto de venta libre y no necesita receta médica. Está disponible en farmacias, herbolarios y al alcance de todos, a un solo clic. Internet lo ofrece en cápsulas y de diversas marcas, por un precio que oscila entre 15 y 45€. No obstante, se vende en más formatos como en sobres, o incluso «lo hay hasta por vía intravenosa». «En ocasiones se recomienda tomarlo con proteínas para conseguir un efecto anabolizánte», afirma el especialista.

La ingesta que se recomienda para que la sustancia funcione como antioxidante, y así perder peso, es de 100 miligramos/día; para tratar alguna patología suele ser de 300 miligramos/día, aunque en este caso, si un especialita lo aconseja, se pueden tomar hasta 600 miligramos/día. «Está probado por estudios científicos que por tomar dosis de 1.200 miligramos (1,2 gramos) en un periodo de tres meses, los efectos secundarios podrían ser cutáneos, de urticaria». El tiempo no es un factor determinante si la toma es la indicada, «al menos hasta ahora no ha habido alarma por ello». No obstante, el médico sostiene que: «Parece ser que el problema está en ingerir dosis altas en una única vez».

En la mayoría de ocasiones no se tiene en cuenta que la ingesta indebida puede terminar en lo peor. «Se piensa que tomar estos complementos no acarrea problemas, pero puede ser mortal». En este sentido, el endocrino recuerda dos casos que se han dado en estos diez años. El fallecimiento de una joven en Turquía por ingerir 18 gramos y el de una menor de 14 años en Alemania al tomar una dosis superior a 6 gramos. El experto hace alusión a la «inquietud de los jóvenes por el físico». Aunque también influye el tipo de cuerpo, el peso y gran variedad de factores.

A juicio del endocrino, en los prospectos no se indica correctamente la peligrosidad de una ingesta indebida y considera que es algo que los laboratorios deberían advertir. «Vienen efectos secundarios, pero echo en falta las graves consecuencias», apostilla.