El caso de Emilia Soria va de boca en boca por España, sobre todo por el contraste. Por el contraste que existe por ejemplo, entre el trato que la justicia da a esta valenciana de 28 años y el hecho de que el Gobierno indultara hace unos días a un conductor condenado por meterse en dirección contraria en una carretera y provocar un accidente que mató a un hombre. La mujer no solo no ha sido indultada: está a punto de ingresar en la cárcel por comprar con una tarjeta de crédito que encontró en la calle comida y pañales por valor de 193 euros para sus hijos. Eso pasó en el 2007.

En un país que lleva días acumulando denuncias de corrupción de gran gravedad y en la que evidentes responsables de hechos irregulares siguen en la calle y coleando, Soria tiene que ingresar en prisión dentro de dos semanas para cumplir una condena de un año y diez meses por un delito de falsedad mercantil. También la condenaron a seis meses por estafa, pena conmutada por una multa de 900 euros y seis meses de trabajos para la comunidad. Soria debe ingresar pese a que no se dan dos condiciones que normalmente son necesarias para ello: la mujer no tiene antecedentes y no llega a los dos años de condena, subraya su abogado.

Cuando los hechos tuvieron lugar, hace cinco años, ella, dice, vivía una situación de dificultad. Entonces tenía dos hijas, ahora son tres, se ha casado. Está rehabilitada. Así se mostró en declaraciones a Efe en las que puso el grito en el cielo por eso, por el contraste. "El indulto al kamikaze es una vergüenza. Yo no le he destrozado la vida a nadie. En este país, o das un palo de millones de euros o te cae todo el peso de la ley", argumenta la condenada en alusión a las recientes acusaciones de irregularidades, presuntas y no tan presuntas, que han afectado a grandes partidos en fechas recientes, y que hablan del desvío controlado de millones de euros.

A hacer lo que hizo, asegura la valenciana, la llevó "la necesidad". "No sabía el tiempo que tardaría en volver a tener dinero para llenar la nevera". Pese a todo, Soria se muestra muy agradecida por el apoyo recibido, de la ciudadanía, de su familia, de un bufete de abogados especializado en indultos que la está ayudando. Quienes más sufren por la situación, dice, son su marido y su padre.

La familia, por su parte, no se ha quedado con los brazos cruzados. Ha emprendido una campaña en www.change.org para recabar firmas a favor del indulto de la mujer. La causa tiene su eco y su éxito: anoche ya se habían superado las 130.000 firmas.

Soria intentó inútilmente solicitar el indulto, y ha recurrido sin éxito contra distintas resoluciones para evitar la reclusión. Según declaró a Efe el abogado Jorge Albertini, que la asiste, uno de los motivos de que ella tenga que ir a la cárcel es que la primera de las penas no fue conmutada por un "error técnico". Afirma la condenada que si en su día aceptó la pena fue porque le aseguraron que no ingresaría en prisión. "Lo hice por necesidad y no he vuelto a cometer ningún delito", declaró el miércoles. El martes recibió una notificación en la que se la insta a elegir el centro penitenciario en el que desea cumplir su pena y el día en el que prefería ingresar, dentro de las próximas dos semanas. Y en principio no se trata de preguntas que Soria pueda obviar. Ella, su familia, su abogado y no pocos de quienes han conocido su caso confían en que al final el indulto lo evite.