En los últimos cinco años, la imagen del cardenal de Los Angeles, Roger Mahony, se ha transformado radicalmente. De ser un líder de la Iglesia católica muy popular por su comprometido trabajo con obreros, inmigrantes y los más necesitados, pasó a convertirse en la bestia negra de las víctimas de abusos sexuales y la imagen de la cerrazón de la jerarquía católica estadounidense ante la crisis desatada por los casos de pederastia cometidos por sus sacerdotes y empleados.

El domingo por la tarde, horas después de que se anunciara que la archidiócesis había alcanzado un pacto para indemnizar con 480 millones de euros a 508 víctimas, el mayor pago en EEUU desde que la crisis estalló públicamente en el 2002, Mahony entonó el mea culpa.

En una rueda de prensa en la catedral de Nuestra Señora de Los Angeles, pidió perdón por un "terrible crimen y pecado" y dijo que su responsabilidad es "asegurar que la Iglesia será un lugar seguro en los años venideros". Pero su acto de contricción no convenció a todos: algunos cuestionan su falta de transparencia y el oportunismo de que alcanzara el acuerdo horas antes de que empezaran los juicios que podían dejarle en evidencia.

No era la primera vez que pedía perdón, pero sí una de las más intensas. "No hay forma de devolverles la inocencia que se les arrebató. Lo que me gustaría darles... no puedo dárselo", lamentó. No habló del escándalo ni del acuerdo durante la homilía. "No debería haber ocurrido. No debe ocurrir nunca más".

VIDAS COMO CINTAS Mahony habló también de sus encuentros durante los últimos meses con las personas que sufrieron los abusos, asegurando que les había dicho en alguna ocasión: "Desearía que sus vidas fueran como una cinta de vídeo, que pudiéramos ponerla y borrar todos esos años de dificultad y miseria". Pero sus sentidas palabras son insuficientes para gente como John Manly, abogado de 50 de las víctimas, que ha lanzado tres preguntas cuestionando la efectividad del sistema legal en el escándalo, que se libra en todo el país en tribunales civiles y no penales: "¿Cómo puede Roger Mahony pagar millones de dólares por actos criminales y quedar esencialmente en libertad absoluta? ¿Cuándo se van a depurar responsabilidades? Y si no se depuran ¿por qué no?".

No es el único que duda de la sinceridad de la disculpa y, sobre todo, del momento elegido: horas antes de que se iniciara el primero de los 15 juicios por abusos, en los que probablemente sería llamado como testigo. "Ha evitado lo que más temía, que era tener que desvelar bajo juramento cuánto sabía y qué poco hizo para tratar con los curas depredadores", denunció David Clohessy, director nacional de la Red de Supervivientes de los Abusados por Sacerdotes.