El pasado puente de la Constitución ha sido finalmente el más negro que han vivido las carreteras españolas en la última década. Los accidentes registrados en la noche del lunes han hecho subir la cifra final de 64 a 76 muertos, un guarismo que no se superaba desde 1994. En tan sólo tres días y medio han dejado su vida en las carreteras españolas más personas que en los atentados de ETA de los últimos seis años, o en los episodios de violencia doméstica del año pasado.

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El número de siniestros ha sido tan alto que ha desequilibrado las estadísticas de todo el año. Si hasta el pasado viernes la cifra de muertos había bajado casi un 1% respecto al 2002, los guarismos estaban ayer casi equilibrados: 3.769 fallecidos este año por 3.772 el anterior. El lento descenso de los últimos años se ha quedado estancado.

HOY HABRA EXPLICACIONES Frente a esta sangría, el director general de Tráfico, Carlos Muñoz Repiso, optó ayer por la callada por respuesta por segundo día consecutivo. Se negó a hablar con los medios de comunicación y los emplazó a la conferencia de prensa que tendrá lugar hoy para presentar una campaña explicativa sobre las nuevas normas de tráfico.

El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados en asuntos de Tráfico, Victorino Mayoral, le acusó de "esconderse". "Se esconde porque tiene algo que ocultar y es que el Gobierno no tiene ninguna política para hacer frente a los accidentes", acusó. El PSOE pedirá la comparecencia en el Parlamento del ministro del Interior, Angel Acebes.

La comparación a fondo con los siniestros de los anteriores puentes de la Constitución arroja todavía más motivos de preocupación. El del 2003 ha sido de los más cortos: sólo ha durado cuatro días. Los únicos puentes con más muertes fueron todos ellos más largos: 10 días tuvieron los del 93 y 94, y cinco el de 1999.

Si se compara el puente de este año con las minivacaciones de la misma duración, el saldo es revelador: en 1997 se registraron la mitad de muertes, y en 1996, 25 menos.

La presidenta de la asociación Stop Accidentes, Ana María Campo, que representa a las víctimas, calificó de "terrible" el balance y culpó al Gobierno de "falta de voluntad política para luchar contra los accidentes".

"Hay que acabar con el terrorismo de la carretera. La gente olvida que más de la mitad de las víctimas eran inocentes y merecían una mayor protección", dijo Ana María Campos.